Un estudio con graves problemas metodológicos afirma que la ivermectina reduce la mortalidad por COVID-19 en un 92%

Un estudio observacional realizado en Brasil afirma que el uso regular de ivermectina como profilaxis para el coronavirus tiene un efecto dosis-respuesta que protege a la población de la infección y las complicaciones graves, pero el estudio tiene varias limitaciones.

LO QUE SE AFIRMA

Un estudio observacional afirma que el uso regular de ivermectina ayudó a proteger a la población de la infección y las complicaciones graves por COVID-19.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

El estudio tiene varias limitaciones y graves problemas metodológicos. No proporciona una evidencia sólida y definitiva sobre la eficacia y la seguridad de la ivermectina como profilaxis para la COVID-19.

Ivermectina contra la COVID-19
La ivermectina contra la COVID-19 ha sido uno de los principales reclamos de algunos grupos, a pesar de su ausencia de efectividad real. Foto: Istock

El día 5 de febrero de 2024, la página web Ciencia y Salud Natural recuperó un estudio ya verificado por distintas fuentes, publicado a finales de agosto de 2022 en la revista Cureus, afirmando que la «Ivermectina logró una reducción del 92 % en la tasa de mortalidad por COVID».

¿Es cierto que la ivermectina reduce hasta un 92% la mortalidad por COVID-19? Un estudio observacional realizado en Brasil afirma que el uso regular de este fármaco antiparasitario como profilaxis para el coronavirus tiene un efecto dosis-respuesta que protege a la población de la infección y las complicaciones graves. Sin embargo, este estudio tiene varias limitaciones y no ha sido revisado por pares, por lo que sus resultados deben tomarse con precaución.

La ivermectina es un medicamento que se usa para tratar diversas enfermedades causadas por parásitos, como la oncocercosis, la filariasis linfática o la sarna. También se ha demostrado que tiene actividad antiviral in vitro contra algunos virus, como el dengue, el zika o el SARS-CoV-2, el causante de la COVID-19. Sin embargo, la evidencia clínica sobre su eficacia y seguridad para prevenir o tratar la COVID-19 es escasa y contradictoria, y la mayoría de las autoridades sanitarias no lo recomiendan para este fin.

El estudio que analizamos se publicó el 31 de agosto de 2022 en la revista Cureus, una plataforma de acceso abierto que publica artículos de diversas especialidades médicas. El estudio es una exploración secundaria de un estudio observacional prospectivo que involucró a un programa que usó ivermectina a una dosis de 0,2 mg/kg/día durante dos días consecutivos, cada 15 días, durante 150 días, en la ciudad de Itajaí, en el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil. El programa se ofreció de forma voluntaria a los habitantes de la ciudad que no presentaban síntomas de COVID-19 ni contraindicaciones para la ivermectina, y se recogieron los datos de forma sistemática sobre la infección, la hospitalización y la mortalidad por COVID-19.

Los autores del estudio dividieron a los participantes del programa en tres grupos según la dosis acumulada de ivermectina que tomaron: no usuarios (que no tomaron ivermectina), usuarios irregulares (que tomaron hasta 60 mg en total) y usuarios regulares (que tomaron más de 180 mg en total). Los usuarios intermedios (que tomaron entre 60 y 180 mg) no se incluyeron en el análisis. Los autores compararon las tasas de infección, hospitalización y mortalidad por COVID-19 entre los tres grupos, antes y después de ajustar por múltiples variables y aplicar un método de emparejamiento por puntaje de propensión para equilibrar los grupos.

Los resultados del estudio mostraron que el uso regular de ivermectina se asoció con una reducción del 49% en la tasa de infección, del 100% en la tasa de hospitalización y del 92% en la tasa de mortalidad por COVID-19, en comparación con los no usuarios. El uso irregular de ivermectina se asoció con una reducción del 32% en la tasa de infección, del 29% en la tasa de hospitalización y del 37% en la tasa de mortalidad, en comparación con los no usuarios. El uso regular de ivermectina también se asoció con una reducción del 25% en la tasa de infección y del 84% en la tasa de mortalidad, en comparación con los usuarios irregulares. Los autores concluyeron que el uso regular de ivermectina tiene un efecto dosis-respuesta que refuerza los efectos profilácticos de la ivermectina contra la COVID-19.

Sin embargo, este estudio tiene varias limitaciones que debilitan la validez y la generalización de sus hallazgos. En primer lugar, se trata de un estudio observacional, no de un ensayo clínico aleatorizado y controlado, que es el diseño más robusto para evaluar la eficacia y la seguridad de un tratamiento. Los estudios observacionales pueden estar sujetos a sesgos y confusión por factores no controlados que pueden influir en los resultados. Por ejemplo, los participantes del programa no fueron asignados al azar a los grupos de ivermectina, sino que eligieron voluntariamente si tomarla o no y con qué frecuencia, lo que puede reflejar diferencias en el nivel de exposición al virus, el cumplimiento de las medidas de prevención, el acceso a la atención sanitaria o el estado de salud previo. Aunque los autores intentaron ajustar y emparejar los grupos por algunas de estas variables, es posible que no hayan capturado todas las posibles fuentes de confusión.

En segundo lugar, el estudio se basó en los datos recogidos en el sistema de salud pública de la ciudad de Itajaí, que pueden tener errores o inconsistencias. Por ejemplo, los autores reconocen que hubo algunos datos ilógicos sobre la edad de los participantes, que tuvieron que corregir manualmente, aunque puede que no hayan detectado todos. Además, los datos sobre las hospitalizaciones se basaron solo en el hospital público local, lo que puede explicar algunas discrepancias entre las tasas de hospitalización y mortalidad. Los autores tampoco informan sobre la calidad de los datos sobre la infección por COVID-19, que se basaron en el diagnóstico por RT-PCR, que puede tener falsos negativos o falsos positivos.

Un estudio repleto de limitaciones y sesgos

Además de las limitaciones mencionadas anteriormente, debemos mencionar otros problemas que hemos encontrado en el estudio. Por ejemplo, en el estudio encontramos distintos factores de confusión, que son variables que afectan el resultado de un experimento, pero no son las variables que se estudian en el mismo. Supongamos que los científicos quieren investigar las causas de las enfermedades cardíacas. Se dan cuenta de que el consumo de carne roja se relaciona con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Sin embargo, puede que las personas que comen más carne roja también fumen más cigarrillos. Si es así, una posible explicación para la relación es que fumar cigarrillos, y no el consumo de carne roja, es el verdadero factor que aumenta ese riesgo. Esto convierte a fumar cigarrillos en un factor de confusión.

Pero también encontramos sesgos, inexactitudes e inconsistencias:

  • Sesgo en la definición de usuarios regulares de ivermectina: El estudio excluyó a las personas que desarrollaron COVID-19 de la categoría de usuarios regulares de ivermectina, independientemente de su uso real de la droga, lo que hizo que el grupo de usuarios regulares estuviera sobrerrepresentado por personas que no contrajeron COVID-19 y que, por tanto, no tenían riesgo de morir por la enfermedad.
  • Exclusión del grupo de usuarios intermedios de ivermectina: El estudio no incluyó en el análisis a las personas que tomaron dosis intermedias de ivermectina, que representaban casi un tercio de los pacientes con COVID-19 que usaron la droga, lo que plantea dudas sobre qué hubiera pasado si se hubieran tenido en cuenta sus resultados.
  • No ajuste por factores de confusión importantes: El estudio no tuvo en cuenta el posible efecto de otros factores que podrían influir en el riesgo de mortalidad por COVID-19, como el nivel de ingresos, que podría estar relacionado con el acceso a la atención sanitaria y a los medicamentos.
  • Inconsistencia con los ensayos clínicos aleatorizados: El estudio contradice los hallazgos de los ensayos clínicos aleatorizados, que son el estándar de oro para evaluar la eficacia de los tratamientos, y que no han detectado beneficios de la ivermectina en los pacientes con COVID-19.
  • Inexactitud en el título del estudio: Como menciona Meyerowitz-Katz, el estudio afirmó ser un estudio observacional prospectivo, pero en realidad fue un estudio retrospectivo basado en registros médicos.

Por lo tanto, este estudio no proporciona una evidencia sólida y definitiva sobre la eficacia y la seguridad de la ivermectina como profilaxis para la COVID-19, y sus resultados deben interpretarse con cautela y confirmarse con estudios más rigurosos y de mayor calidad.

Referencias:

  • Kerr L, Baldi F, Lobo R, et al. Regular Use of Ivermectin as Prophylaxis for COVID-19 Led Up to a 92% Reduction in COVID-19 Mortality Rate in a Dose-Response Manner: Results of a Prospective Observational Study of a Strictly Controlled Population of 88,012 Subjects. Cureus. 2022;14(8):e28624. Published 2022 Aug 31. doi:10.7759/cureus.28624
  • Meyerowitz-Katz. Twitter. Disponible en https://twitter.com/GidMK/status/1566574963334987776. Consultado el 12 de febrero de 2024.
  • Magri D. Acusado de crímenes de lesa humanidad en el CPI recetó una dosis sin precedentes de proxalutamida a un paciente con COVID-19. 20 Octubre, 2021. El País. Consultado el 12 de febrero de 2024.

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