Meta ha anunciado su decisión de finalizar el programa de verificación de hechos con terceros en los Estados Unidos, un movimiento que, según la compañía, responde a su compromiso con la libertad de expresión y a la necesidad de reducir los errores en sus sistemas de moderación. En su lugar, Meta implementará un modelo de «Community Notes», inspirado en una iniciativa similar en otras plataformas. Sin embargo, esta decisión plantea serias preocupaciones sobre las implicaciones para la calidad de la información en un entorno ya saturado de desinformación.
¿Por qué importa la verificación de hechos?
La verificación de hechos no es censura, sino un ejercicio de responsabilidad informativa. Los verificadores de hechos investigan y contextualizan afirmaciones dudosas, ofreciendo a los usuarios herramientas para tomar decisiones informadas. Este proceso no elimina contenido ni silencia voces; simplemente añade datos verificables al debate público.
La desinformación no solo confunde a los usuarios, sino que puede tener consecuencias graves en la vida real: elecciones manipuladas, decisiones de salud basadas en falsedades, e incluso conflictos sociales exacerbados por narrativas engañosas. En este contexto, los programas de verificación de hechos han demostrado ser efectivos para reducir la propagación de desinformación, limitando el alcance de contenidos engañosos y empoderando a los usuarios con información verificada.
Las organizaciones de verificación de hechos, como Factico, operan bajo los más altos estándares periodísticos, utilizando una metodología basada en los principios establecidos por redes internacionales como la International Fact-Checking Network (IFCN) y la European Fact-Checking Standards Network (EFCSN). Estos códigos de conducta exigen el cumplimiento de criterios clave como no partidismo, transparencia, independencia, rigor y honestidad. Estas normas garantizan que el trabajo de verificación sea imparcial y se realice con la máxima precisión y ética profesional, fortaleciendo así el acceso a información confiable y verificable.
Un cambio preocupante
En su comunicado, Meta asoció el etiquetado de contenido desinformativo con actos de censura, señalando que “un programa diseñado para informar terminó usándose con frecuencia como una herramienta de censura”. Sin embargo, esta afirmación contradice la finalidad de un sistema de etiquetado. Estas etiquetas proporcionan contexto adicional, ayudando a los usuarios a evaluar de forma independiente qué contenido desean compartir o con qué información deciden interactuar.
Como ha destacado European Fact-Checking Standards Network (EFCSN) en su declaración, Meta había resaltado previamente la eficacia de su sistema de etiquetado. Durante el período previo a las elecciones parlamentarias de la UE en 2024, Meta informó que «entre julio y diciembre de 2023, por ejemplo, más de 68 millones de piezas de contenido vistas en la UE en Facebook e Instagram tenían etiquetas de verificación de hechos. Cuando se coloca una etiqueta de verificación de hechos en una publicación, el 95% de las personas no hacen clic para verla». Además, Meta ha elogiado en el pasado su programa de verificación de hechos con terceros, describiéndolo como una iniciativa exitosa y valiosa para los usuarios.
El modelo de «Community Notes» propuesto por Meta, si bien puede ser útil en ciertos casos, no sustituye a la verificación profesional. Este enfoque delega la evaluación de la información en los usuarios, lo que plantea desafíos significativos:
- Falta de expertise: Los verificadores de hechos son profesionales especializados que trabajan con métodos rigurosos y estándares de transparencia. La evaluación colectiva, aunque valiosa, carece de esta garantía de profesionalismo y puede perpetuar sesgos.
- Riesgo de polarización: En un entorno en el que las comunidades en línea a menudo operan dentro de cámaras de eco, la evaluación de contenido puede estar influenciada por grupos con intereses particulares, dificultando la objetividad.
- Eficacia limitada: Estudios recientes han señalado que modelos similares no siempre logran frenar eficazmente la desinformación, especialmente en temas complejos como ciencia, salud o política. Por ejemplo, la mayoría del contenido en X identificado como falso o engañoso por los verificadores de hechos carecía de indicios visibles de haber sido moderado, como encontró una investigación llevada a cabo por Science Feedback.
Recordar, por otro lado, que, en el contexto de las elecciones estadounidenses de 2024, las notas comunitarias de X tuvieron un impacto marginal (si es que tuvieron alguno), según un estudio de Poynter.
Además, la decisión de desvincularse de la verificación profesional coincide con un contexto político y social en el que la información precisa es más necesaria que nunca. Este cambio podría interpretarse como un retroceso en el compromiso de las plataformas para combatir la desinformación.
La verificación de hechos no termina aquí
Aunque Meta haya decidido poner fin a su programa, la verificación de hechos sigue siendo fundamental. Como organización comprometida con combatir la desinformación, sabemos que este trabajo no depende de una sola plataforma. Continuaremos monitoreando afirmaciones engañosas y proporcionando a los ciudadanos las herramientas necesarias para discernir entre hechos y falsedades.
La verificación de hechos no solo se limita al entorno digital. Es un componente esencial del periodismo responsable y un recurso clave para proteger la democracia, la salud pública y la cohesión social. En un mundo donde la desinformación cruza fronteras, el compromiso con la verdad debe trascender decisiones empresariales.
El desafío que enfrentamos
El final de este programa subraya la importancia de que las plataformas digitales y las organizaciones independientes trabajen juntas para abordar el problema de la desinformación. Sin embargo, si las plataformas deciden reducir su apoyo, recae en la sociedad civil, los gobiernos y las organizaciones independientes redoblar esfuerzos.
La decisión de Meta es un recordatorio de que la lucha contra la desinformación no tiene atajos ni soluciones fáciles. Es una tarea constante que requiere compromiso, innovación y colaboración.
La verificación de hechos no se detiene porque una plataforma cambie su enfoque. Seguiremos trabajando para garantizar que la verdad tenga un espacio en el debate público y para empoderar a las personas con información confiable. La lucha contra la desinformación es un desafío global, pero es un esfuerzo en el que cada acción cuenta.
Christian Pérez — Cofundador de Factico