LO QUE SE AFIRMA
Consumir Tylenol [paracetamol] durante el embarazo puede estar asociado a un mayor riesgo de autismo.
Consumir Tylenol [paracetamol] durante el embarazo puede estar asociado a un mayor riesgo de autismo.
Las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las que vincula el consumo de paracetamol durante el embarazo con un supuesto aumento del riesgo de autismo, han generado alarma internacional. En una comparecencia pública junto a su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., Trump instó a las mujeres embarazadas a evitar el uso de Tylenol, nombre comercial del fármaco en EE. UU., afirmando que “podría estar asociado con un riesgo muy elevado de autismo”.
Estas afirmaciones han sido rápidamente desmentidas por múltiples organismos científicos y autoridades sanitarias, entre ellos la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP). Todos coinciden: no existe evidencia científica concluyente que justifique vincular el paracetamol con el desarrollo de trastornos del espectro autista (TEA).
El doctor Miguel Marcos, médico internista en el Hospital Universitario de Salamanca, catedrático de la Universidad de Salamanca e investigador del IBSAL, y Maura Rojas Pirela, investigadora Sara Borell del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), han respondido a Factico sobre la supuesta relación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y el trastorno del espectro autista (TEA), un vínculo que ha cobrado notoriedad tras las recientes declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump.
Ambos expertos coinciden en que «en este momento no existe evidencia científica sólida que demuestre que el consumo de paracetamol durante el embarazo cause autismo en los hijos.» Recuerdan que «sí existen estudios observacionales que han reportado asociaciones leves entre el uso prenatal de paracetamol y el riesgo de trastornos del espectro autista (TEA), pero estos resultados no se han confirmado en estudios bien diseñados que controlan factores de confusión mediante análisis de hermanos o mediante el uso de biomarcadores».
Además, subrayan que «ninguna organización sanitaria ni sociedad científica considera que exista riesgo de autismo por el consumo de paracetamol». En cuanto a los factores implicados en el desarrollo del TEA, explican que «son genéticos y ambientales, como ocurre con la mayoría de enfermedades», y detallan que «la heredabilidad estimada es cercana al 80%». Entre los factores ambientales citan «edad parental avanzada, complicaciones perinatales, exposición a ciertos medicamentos (por ejemplo, valproato), y factores como preeclampsia, hipertensión gestacional y obesidad materna».
Respecto a la seguridad del medicamento, concluyen que «la evidencia científica actual considera que el paracetamol es seguro cuando se utiliza en indicaciones médicas justificadas, como fiebre alta o dolor severo, siempre a la dosis mínima posible». Y sobre los estudios que sugieren alguna asociación, recuerdan que «deben interpretarse con cautela, ya que son observacionales y susceptibles a sesgos de confusión».
En un comunicado fechado el 23 de septiembre de 2025, la AEMPS recuerda que el paracetamol “puede utilizarse durante el embarazo si está clínicamente indicado” y que se debe emplear “a la dosis eficaz más baja durante el menor tiempo posible”. La agencia enfatiza que “no se ha establecido una relación de causalidad entre el consumo de medicamentos que contienen paracetamol y la aparición de TEA en la descendencia”.
La Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), por su parte, ha emitido un comunicado contundente en el que califica las declaraciones de Trump como “desinformación” y alerta de que “no existe ningún estudio que haya demostrado de forma fehaciente que el paracetamol cause autismo en humanos”. La sociedad médica también denuncia que este tipo de afirmaciones “puede tener efectos adversos para la salud pública”, al desalentar el tratamiento de fiebres o dolores que, si se dejan sin atender, sí pueden afectar negativamente al embarazo.
También la Confederación Autismo España ha rechazado públicamente las palabras de Trump. En su nota de prensa, alerta del “potencial perjuicio a la salud pública” que pueden tener estas declaraciones infundadas, y recuerda que el autismo es una condición del neurodesarrollo “de origen multifactorial y con una base biológica compleja”.
La American Psychiatric Association (APA) también se ha pronunciado sobre las afirmaciones del presidente Trump. En un comunicado oficial, la organización expresó su preocupación por la difusión de una supuesta relación entre el paracetamol y el autismo, y rechazó la idea de que este trastorno pueda atribuirse a una única causa. “Es preocupante que nuestros organismos federales de salud emitan comunicados que afecten a la salud y el bienestar de millones de personas sin el respaldo de datos fiables”, declaró la APA, que recordó que el autismo es una condición con una etiología multifactorial en la que intervienen variables genéticas y ambientales complejas.
Desde el Reino Unido, la Medicines and Healthcare products Regulatory Agency (MHRA) ha reiterado que no existen pruebas que vinculen el uso de paracetamol durante el embarazo con el autismo. En su declaración del 23 de septiembre de 2025, la agencia británica indicó: “El paracetamol sigue siendo el analgésico de primera elección para mujeres embarazadas con dolor o fiebre. No hay evidencia de que cause autismo en los niños”. La MHRA añade que sigue revisando periódicamente los datos de seguridad disponibles y que no considera necesario modificar las recomendaciones actuales de uso.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha señalado en su comunicado que “no hay nuevas pruebas que requieran cambios en las recomendaciones de uso vigentes en la UE”. La EMA subraya que el paracetamol es “una opción importante para el tratamiento del dolor y la fiebre durante el embarazo, cuando esté clínicamente indicado”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su portavoz Tarik Jasarevic, ha manifestado que las evidencias disponibles “siguen siendo inconsistentes” y que “si la asociación fuera fuerte, probablemente se habría observado de manera consistente en múltiples estudios”. A su vez, en un comunicado publicado el 24 de septiembre recalcó que “actualmente no existe evidencia científica concluyente que confirme un posible vínculo entre el autismo y el uso de acetaminofén (también conocido como paracetamol) durante el embarazo.”
En Canadá, la Sociedad de Obstetras y Ginecólogos de Canadá (SOGC) ha reiterado su respaldo al uso de paracetamol durante la gestación, señalando que “los informes recientes no justifican un cambio en la recomendación clínica vigente”.
En EE. UU., el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) también ha desmentido las declaraciones presidenciales. En palabras de su presidente, Steven J. Fleischman, “las sugerencias de que el uso de paracetamol durante el embarazo causa autismo no sólo son muy preocupantes para los médicos, sino también irresponsables al considerar el mensaje dañino y confuso que envían a las pacientes embarazadas”.
Uno de los estudios más citados recientemente, publicado en agosto de 2025 en BMC Environmental Health y financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., fue liderado por el investigador Didier Prada, del Icahn School of Medicine del Mount Sinai. Aunque el trabajo revisó 46 estudios epidemiológicos previos, 27 de los cuales reportaban una posible asociación entre el paracetamol prenatal y un mayor riesgo de TEA o TDAH, Prada dejó claro que no puede hablarse de una relación causal. En declaraciones a The Washington Post, el investigador afirmó: “Mostramos que el acetaminofén está asociado con un mayor riesgo, pero no que lo cause. Son cosas muy diferentes”.
Frente a esta evidencia limitada, estudios de mayor tamaño y rigor metodológico como el publicado en 2024 en JAMA, que analizó a más de 2,4 millones de niños en Suecia, no encontraron ningún vínculo entre el consumo prenatal de paracetamol y el autismo. Este estudio empleó análisis de hermanos, una técnica estadística que permite controlar variables genéticas y ambientales compartidas, y concluyó que las asociaciones observadas en estudios más simples desaparecían al aplicar este enfoque. En palabras de uno de los autores del estudio a The Washington Post, “este análisis de hermanos indicó que la asociación estadística observada con los métodos estándar era atribuible a otros factores. En particular, destacamos la confusión genética como posible causa”.
El consenso científico actual es claro: no hay evidencia concluyente de que el consumo de paracetamol durante el embarazo cause autismo. Las recomendaciones clínicas, tanto en España como a nivel internacional, siguen considerando este medicamento como seguro, siempre que se utilice con criterio médico.
Referencias:
Fuente del reclamo: Declaraciones públicas de Donald Trump en rueda de prensa (22 de septiembre de 2025)
Contenido verificado: 1 de octubre de 2025 a las 15:41 horas
Artículo de verificación actualizado: 1 de octubre de 2025 a las 15:41 horas
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