No hay evidencia de una “explosión” de casos de cáncer en Japón tras vacunación con vacunas de ARNm contra la COVID-19

Un análisis detallado revela que el estudio japonés sobre mortalidad por cáncer y la tercera dosis de la vacuna de ARNm contiene serias deficiencias y conclusiones engañosas.

LO QUE SE AFIRMA

La tercera dosis de la vacuna de ARNm causó un aumento en la mortalidad por cáncer en Japón.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Falso. El estudio no proporciona evidencia sólida de que la tercera dosis de la vacuna de ARNm esté relacionada con un aumento en la mortalidad por cáncer en Japón.

El artículo titulado “Increased Age-Adjusted Cancer Mortality After the Third mRNA-Lipid Nanoparticle Vaccine Dose During the COVID-19 Pandemic in Japan”, publicado en Cureus el 8 de abril de 2024, ha suscitado considerable controversia. Los autores del estudio sugieren que la administración de la tercera dosis de las vacunas de ARNm desarrolladas contra la COVID-19 podría estar relacionada con un aumento en la mortalidad por cáncer ajustada por edad en Japón durante la pandemia de COVID-19.

Sin embargo, varios expertos han señalado numerosas falencias y malinterpretaciones en el estudio.

Estabilidad de las tasas de mortalidad por cáncer

El estudio analiza las tasas de mortalidad por cáncer ajustadas por edad en Japón durante la pandemia (2020-2022), comparándolas con las expectativas basadas en datos pre-pandemia (2010-2019). Los autores sugieren que hubo un aumento en las “muertes en exceso” y plantean la hipótesis de que esto podría estar relacionado con la administración de la tercera dosis de las vacunas de ARNm.

Jeffrey S. Morris, profesor de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Pensilvania, criticó a través de su perfil de X/Twitter severamente esta interpretación. Según Morris, el estudio no muestra un aumento total en las tasas de mortalidad por cáncer ajustadas por edad durante la pandemia. De hecho, las tasas se mantuvieron estables y, en realidad, disminuyeron ligeramente de 2021 a 2022. Esto contrasta con el título del estudio, que sugiere un aumento en la mortalidad por cáncer ajustada por edad, una afirmación que no está respaldada por los datos presentados.

En este sentido, los autores del estudio “suponen que las vacunas están causando estos aumentos (o más exactamente, que están impidiendo que las tasas disminuyan linealmente como antes de la pandemia), pero sin evidencia”, afirmó Morris.

Además, en los sitios web del gobierno de Japón y del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón, no hay ninguna mención de una emergencia nacional ni de una preocupación por un aumento de casos de cáncer debido a las vacunas de ARNm contra la COVID-19.

Ausencia de evidencia directa

Una de las críticas más significativas de Morris es que el estudio no presenta datos específicos sobre la cantidad de muertes por cáncer en personas vacunadas frente a no vacunadas, ni antes ni después de la vacunación. Los autores del estudio sugieren vínculos entre las vacunas y las muertes por cáncer basándose en argumentos post hoc (después de esto, por lo tanto a causa de esto), sin proporcionar evidencia epidemiológica sólida que respalde esta relación.

Morris señala que para establecer una conexión causal, sería necesario mostrar que las tasas de mortalidad por cáncer son más altas en los vacunados en comparación con los no vacunados de la misma edad y con las mismas comorbilidades, algo que el estudio no hace.

Método de cálculo de “muertes en exceso”

El estudio calcula las “muertes en exceso” restando una tasa de mortalidad de fondo asumida del modelo a la tasa de mortalidad observada. Esta tasa de fondo se basa en una extrapolación lineal de las tasas de mortalidad pre-pandemia, asumiendo que esta tendencia decreciente debería haber continuado sin interrupción durante la pandemia.

Sin embargo, este método es problemático, ya que cualquier desaceleración en la disminución de las tasas de mortalidad por cáncer se interpreta como un “exceso de muertes”, lo cual puede ser engañoso.

Morris explica que esta metodología significa que el creciente “exceso” de muertes por cáncer no proviene de tasas crecientes de mortalidad por cáncer, sino de una supuesta tasa de fondo linealmente decreciente. Esto implica que incluso si las tasas de mortalidad por cáncer no aumentan en el futuro, pero tampoco disminuyen al ritmo que indicaría la tendencia lineal anterior a la pandemia, entonces el número de muertes en exceso seguirá creciendo significativamente cada año.

Otros factores pandémicos no considerados

Otra crítica importante es que el estudio minimiza otros factores potencialmente influyentes, como las infecciones por COVID-19 y la reducción de exámenes y diagnósticos durante los confinamientos, que también podrían haber afectado las tasas de mortalidad por cáncer. La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto multifacético en la salud pública, incluyendo la interrupción de servicios médicos rutinarios y diagnósticos, lo que podría haber contribuido a un cambio en las tasas de mortalidad por cáncer.

En este sentido, los autores del estudio no presentan datos que eliminen la posibilidad de que otros factores pandémicos sean responsables de la desaceleración en la disminución de las tasas de mortalidad por cáncer.

La pandemia impactó muchos aspectos de la vida, especialmente en Japón, donde se implementaron medidas estrictas de mitigación, incluyendo cierres, confinamientos y restricciones de viaje durante casi dos años. Además, las principales olas de COVID-19 que resultaron en la mayoría de las infecciones, hospitalizaciones y muertes no ocurrieron hasta 2022.

Análisis de los mecanismos propuestos

En la sección de discusión del estudio, los autores mencionan varios mecanismos teóricos por los cuales las vacunas de ARNm podrían incrementar el riesgo de cáncer, incluyendo efectos trombogénicos de la proteína spike y LNP, la supresión de la inmunovigilancia del cáncer, y el desarrollo de cáncer por la vacuna SARS-CoV-2.

Sin embargo, Morris critica que ninguno de los artículos citados por los autores vincula directamente estas vacunas con la incidencia, gravedad o mortalidad por cáncer. Estos mecanismos propuestos son meramente especulativos y no han sido validados científicamente.

El análisis crítico revela que el estudio publicado en Cureus tiene serias deficiencias metodológicas y presenta conclusiones engañosas. Las principales críticas incluyen, por ejemplo, el uso de un título engañoso, puesto que sugiere un aumento en la mortalidad por cáncer ajustada por edad, lo cual no está respaldado por los datos. También existe una falta de evidencia, ya que no se presentan datos específicos que demuestren que las vacunas de ARNm causaron un aumento en las muertes por cáncer. Las afirmaciones se basan en suposiciones y extrapolaciones no validadas.

El estudio no considera adecuadamente otros factores pandémicos que podrían haber influido en la tendencia de mortalidad por cáncer, omitiendo factores relevantes. Y, por último, se utiliza una metodología cuestionable, dado que el cálculo de “muertes en exceso” basado en una extrapolación lineal es engañoso y no refleja adecuadamente las tendencias de mortalidad por cáncer durante la pandemia.

En conclusión, la afirmación de que la tercera dosis de la vacuna de ARNm causó un aumento en la mortalidad por cáncer en Japón es falsa. El estudio no proporciona evidencia sólida para respaldar esta afirmación y omite considerar otros factores relevantes.

Actualización

Finalmente, el artículo ha sido retractado por los editores en jefe de Cureus. Tras una revisión post-publicación, se determinó que la correlación entre las tasas de mortalidad y el estado de vacunación no podía demostrarse con los datos presentados en el estudio. Debido a que esto invalida las conclusiones del artículo, se tomó la decisión de retractarlo. Los autores, sin embargo, no están de acuerdo con esta retractación.

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