No, Bill Gates no ha dicho que el cambio climático “no es tan grave”, su mensaje se ha sacado de contexto: señala que “es grave” y “es un problema muy importante” que debe ser solucionado

Un artículo de El Liberal.cat y varios tuits virales han difundido la idea de que Bill Gates ha “recogido cable” sobre el cambio climático. La narrativa, replicada en redes como X (antes Twitter), sostiene que el empresario habría minimizado el calentamiento global y reconocido que “no era tan grave como decían”. Sin embargo, esta interpretación distorsiona de forma significativa el contenido y el enfoque del memorando que publicó Gates en su blog personal a finales de octubre, titulado “Three tough truths about climate“ (“Tres duras verdades sobre el clima”). De hecho, al comienzo señala que “el cambio climático es grave, pero hemos logrado grandes avances. Debemos seguir apoyando los avances que ayudarán al mundo a alcanzar las cero emisiones netas”.

La pieza de El Liberal.cat, que acumula miles de interacciones en redes, presenta el texto de Gates como una suerte de retractación. En el artículo, el medio afirma que el magnate tecnológico “rebaja sustancialmente la narrativa apocalíptica que él mismo ha contribuido a instalar”. Otros usuarios han amplificado esta lectura, asegurando que Gates “ha reconocido haber exagerado” o incluso que “se ha gastado el mundo billones en una amenaza inventada”.

Sin embargo, la realidad es más matizada.

En su extenso documento, publicado antes de la Cumbre del Clima COP30 en Brasil, Gates no niega la gravedad del cambio climático. Por el contrario, afirma textualmente: “Para que quede claro: el cambio climático es un problema muy importante. Es necesario solucionarlo, junto con otros problemas como la malaria y la desnutrición”. A lo largo del texto, advierte sobre las consecuencias del calentamiento global, especialmente en los países con menos recursos, y defiende la necesidad de mantener y acelerar las inversiones en innovación tecnológica para alcanzar la neutralidad en emisiones.

Lo que Gates sí hace es criticar lo que denomina una “visión apocalíptica” del cambio climático que, en su opinión, ha desviado recursos de medidas más eficaces centradas en mejorar la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables, y que califica como una visión “errónea”. De hecho, afirma que “si bien el cambio climático tendrá graves consecuencias, sobre todo para las personas que viven en los países más pobres, no provocará la desaparición de la humanidad”. Según él, enfocarse únicamente en reducir las emisiones a corto plazo sin atender problemas estructurales como la pobreza y la salud pública limita la efectividad de las políticas climáticas.

Gates plantea que el desarrollo económico —aunque implique mayores emisiones en el corto plazo— es una herramienta crucial para que las sociedades se adapten al calentamiento global. Cita como ejemplo el acceso a la electricidad o la mejora en sistemas agrícolas en África y Asia. En ningún momento sostiene que el cambio climático sea irrelevante o que las políticas para frenarlo deban abandonarse.

Además, el empresario subraya que, pese a que los actuales modelos proyectan un aumento de entre 2 y 3 grados para final de siglo, “las personas podrán vivir y prosperar en la mayor parte del planeta”. Este argumento no niega la amenaza climática, sino que insiste en que debe ser abordada desde un enfoque integral, que combine mitigación y adaptación.

La interpretación de sus palabras como un “giro” o una “rectificación” ignora el contexto general del memorando y su continuidad con posicionamientos previos del propio Gates. Desde 2015, a través de su fondo Breakthrough Energy, ha promovido más de 150 compañías enfocadas en tecnologías limpias. En su nuevo texto reafirma esa estrategia, con un llamamiento explícito a eliminar la “prima verde” y abaratar las alternativas sostenibles.

También hace referencia a errores de políticas climáticas mal diseñadas, como la prohibición de fertilizantes en países pobres, pero no los usa como argumento contra la acción climática, sino como ejemplos de por qué esta debe centrarse en la resiliencia y el bienestar humano.

En resumen, la afirmación de que Bill Gates ha dicho que el cambio climático “no es tan grave” es falsa. Lo que propone es reequilibrar las prioridades, sin abandonar la lucha climática, y sin restar importancia a sus consecuencias. Gates menciona casos concretos, como la prohibición de fertilizantes sintéticos en países de bajos ingresos, que terminaron agravando la inseguridad alimentaria. Al denunciar decisiones climáticas mal orientadas, no está rechazando la acción climática, sino subrayando la necesidad de que ésta sea pragmática, basada en datos y centrada en las condiciones reales de los países pobres. Este matiz, lejos de indicar que ha “suavizado” su discurso, señala que en realidad está ampliando su enfoque estratégico.

En su último informe sobre el estado del clima, publicado en BioScience, William J. Ripple, Michael E. Mann, Johan Rockström y otros 11 científicos de referencia advierten que el mundo ha entrado en “territorio inexplorado” en cuanto a calentamiento global. El documento señala que más de 20 de los 35 indicadores planetarios analizados han alcanzado valores récord, incluidos el derretimiento del hielo antártico, las temperaturas oceánicas y las concentraciones de gases de efecto invernadero. Los autores alertan que los efectos del cambio climático están intensificándose de forma rápida y que algunos sistemas naturales podrían estar acercándose a puntos de no retorno. Este análisis científico contrasta con interpretaciones erróneas del memorando de Gates, al subrayar que la crisis climática sigue siendo una amenaza global que requiere una acción inmediata y sostenida.