Desmontando el mito de los 780.000 informes de lesiones graves por vacunas COVID-19

Un supuesto “análisis” de los datos de los CDC pretende alarmar sobre los efectos adversos de las vacunas COVID-19, pero esta afirmación es infundada y no tiene en cuenta los datos reales y contrastados, reciclando afirmaciones falsas de 2022.

LO QUE SE AFIRMA

Tras un análisis de datos de los CDC se han identificado más de 780.000 informes de lesiones graves por vacunas COVID-19.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Se trata de una afirmación infundada que no tiene en cuenta los datos reales y contrastados, reciclando afirmaciones falsas de 2022.

Análisis VAERS
Un supuesto análisis de los datos de los CDC afirma que las vacunas COVID-19 causan graves efectos secundarios en millones de personas, pero esta afirmación es falsa y engañosa. Foto: Istock

Un supuesto “análisis” de los datos de los CDC afirma haber identificado 780.000 informes de lesiones graves por vacunas durante el despliegue de la vacuna COVID-19, incluyendo parálisis de Bell, inflamación cardíaca, abortos espontáneos y convulsiones.

Los opositores a las vacunas están difundiendo la falsa afirmación de que el 8 por ciento de los receptores de la vacuna COVID-19, o 18 millones de personas, experimentaron reacciones adversas tan graves que buscaron atención médica. ¿Qué hay de cierto en todo esto? Debemos advertir que esta afirmación se recicla cada cierto tiempo en redes sociales, ya que existen verificaciones anteriores de 2022 y 2023.

Los datos no son verificados ni validados

El supuesto análisis se basa en los datos de V-Safe, una aplicación voluntaria de los CDC que permite a las personas que reciben la vacuna COVID-19 informar de cualquier problema de salud que experimenten después de la vacunación. Sin embargo, estos datos no son verificados ni validados por los CDC, y no hay forma de saber si las vacunas COVID-19 causaron los problemas de salud individuales que ocurrieron en semanas y meses después de la vacunación. El propio análisis reconoce que “los datos no especifican cuándo después de la vacunación recibieron la atención, ni indican para qué fue la atención”.

Además, los datos de V-Safe no son representativos de toda la población vacunada, ya que solo participan las personas que se descargan la aplicación y la usan de forma regular. Según los CDC, desde su lanzamiento, 10,1 millones de participantes de V-safe habían completado más de 151 millones de encuestas de salud sobre sus experiencias después de la vacunación contra COVID-19, lo que representa el 3,75 por ciento de las 270 millones de personas que, hasta mayo de 2023, habían recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19 en Estados Unidos.

Por lo tanto, extrapolar los datos de V-Safe a toda la población vacunada es engañoso y poco riguroso.

Los efectos secundarios graves son muy raros

Los CDC también recopilan y analizan los datos de los efectos secundarios de las vacunas COVID-19 a través del Sistema de Notificación de Eventos Adversos de las Vacunas (VAERS), que es un sistema pasivo que permite a los profesionales de la salud, los fabricantes de vacunas y el público informar de cualquier evento adverso que ocurra después de la vacunación. A diferencia de los datos de V-Safe, los datos de VAERS son revisados por los CDC y la FDA, y se investigan los casos graves para determinar si hay una relación causal con la vacuna.

Según los datos de VAERS, hasta abril de 2021, se habían notificado 68.347 eventos adversos tras la vacunación COVID-19, de los cuales 2.794 eran graves y 2.216 mortales. Esto significa que solo el 0,05 por ciento de los receptores de la vacuna COVID-19 reportaron un evento adverso grave, y solo el 0,02 por ciento reportaron un evento adverso mortal. Además, los CDC han afirmado que “hasta la fecha, los sistemas de vigilancia de seguridad de las vacunas no han detectado ningún patrón en las causas de la muerte que indique un problema de seguridad con las vacunas COVID-19”.

Un análisis posterior, publicado en febrero de 2023 con datos entre el 14 de diciembre de 2020 y el 17 de noviembre de 2021, encontró 9201 eventos de muerte entre los receptores de la vacuna COVID-19 de 5 años o más, y concluyó que “las tasas de notificación de eventos de muerte fueron más bajas que las tasas de muerte por todas las causas esperadas en la población general”, por lo que “los hallazgos no sugieren una asociación entre la vacunación y el aumento general de la mortalidad”.

Por lo tanto, los efectos secundarios graves de las vacunas COVID-19 son muy raros, y no hay evidencia de que las vacunas causen las muertes reportadas. Los beneficios de las vacunas superan ampliamente los riesgos, ya que previenen las hospitalizaciones y las muertes por COVID-19, una enfermedad que ha matado a más de 3 millones de personas en todo el mundo.

Como comentábamos anteriormente, cada cierto tiempo surgen en las redes sociales distintas informaciones recicladas que parten de la afirmación falsa original. Por ejemplo, en febrero de 2023, otra publicación afirmó que 18 millones de estadounidenses habían resultado gravemente heridos por las vacunas contra la COVID-19. Sin embargo, el análisis realizado anteriormente es igualmente válido para esta afirmación, puesto que no se pueden extrapolar las cifras de manera engañosa, dado que los datos no distinguen entre incidentes relacionados con la vacuna y aquellos completamente ajenos a esta; y tampoco se sabe con certeza si las personas que utilizaron V-Safe eran representativas de las personas vacunadas en general, por lo que su tasa de hospitalizacion o afecciones que requirieron atención médica no se pueden aplicar a todas las personas vacunadas.

No hay que creer todo lo que se lee en Internet

El falso análisis de los datos de los CDC es solo un ejemplo más de la desinformación y la propaganda que circulan sobre las vacunas COVID-19 en Internet. Estas afirmaciones infundadas pueden generar miedo y desconfianza en la población, y poner en peligro los esfuerzos de vacunación que son esenciales para poner fin a la pandemia.

Por eso, es importante verificar las fuentes y contrastar la información antes de compartirla o creerla. Las vacunas COVID-19 son seguras y eficaces, y la mejor forma de protegernos a nosotros mismos y a los demás.

Referencias:

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