LO QUE SE AFIRMA
Los científicos están desesperados porque no saben de dónde viene el cáncer en jóvenes en Australia.
Los científicos están desesperados porque no saben de dónde viene el cáncer en jóvenes en Australia.
"Son las inyecciones, estúpido." — William Makis, en referencia a las vacunas como causa del aumento de cáncer en jóvenes.

Un reportaje de la cadena pública australiana ABC News ha servido de base para la circulación de afirmaciones engañosas en redes sociales. El artículo, titulado Cancer rates in Australians under 50 are rising at a pace that’s alarming doctors and scientists (archivado aquí), publicado por el programa Four Corners, documenta un aumento significativo de varios tipos de cáncer entre personas menores de 50 años, en especial entre los 30 y 39.
Sin embargo, algunas figuras públicas han aprovechado ese contexto para difundir mensajes distorsionados, como podemos ver en un tuit cuyo mensaje ha acumulado más de 42.000 visualizaciones, donde podemos leer lo siguiente: “Científicos desesperados en Australia porque no saben de dónde viene la cantidad de casos de cáncer en gente de 30 y 40”.
En realidad, el equipo de Four Corners recoge testimonios de médicos, investigadores y pacientes que reflejan una preocupación creciente por el fenómeno, pero también detalla múltiples líneas de investigación activas que buscan comprender las causas del aumento de cáncer en personas menores de 50 años. El reportaje en cuestión presenta un panorama de esfuerzo coordinado entre expertos de distintas disciplinas que están abordando la cuestión desde ángulos genéticos, ambientales, clínicos y epidemiológicos.
Entre las hipótesis que se barajan, una de las más destacadas es el papel de la obesidad infantil y juvenil, cuyos índices comenzaron a elevarse desde las décadas de 1980 y 1990. Esta tendencia se vincula a factores metabólicos y hormonales que podrían estar creando un terreno fértil para la aparición temprana de ciertos tipos de tumores, como el cáncer de hígado o el de colon.
Otro foco importante es el microbioma intestinal, que ha sufrido alteraciones significativas en las últimas décadas debido al aumento del uso de antibióticos en la infancia, el incremento de partos por cesárea y la generalización de dietas altas en alimentos ultraprocesados. Investigadores como Dan Buchanan, del Centro Colaborativo de Medicina Genómica del Cáncer en la Universidad de Melbourne, señalan que ciertos patrones de daño en el ADN de tumores colorrectales en jóvenes indican una relación directa con toxinas producidas por bacterias intestinales como E. coli. Este vínculo ha pasado, según él, de la mera asociación a la causalidad.
El reportaje también destaca la creciente exposición a sustancias químicas sintéticas, presentes en plásticos, cosméticos, envases y productos de limpieza. Se mencionan los llamados “químicos eternos” (PFAS), como el PFOA, que han sido relacionados con distintos tipos de cáncer —entre ellos el de riñón y el de mama— y que persisten en el ambiente durante décadas. Según el pediatra Christos Symeonides, solo una fracción mínima de los más de 16.000 químicos presentes en plásticos ha sido evaluada en profundidad, y los que sí han sido estudiados muestran un claro impacto negativo sobre la salud humana.
A todo esto se suma el concepto del exposoma, que abarca todas las influencias externas —físicas, químicas, sociales y psicológicas— a las que estamos expuestos a lo largo de nuestra vida. En esta línea, el ambicioso Human Exposome Project busca catalogar y estudiar esas exposiciones para entender mejor su vínculo con enfermedades complejas como el cáncer.
Finalmente, el estudio ORIGINS, que sigue la salud de 10.000 niños en Perth desde el embarazo, pretende arrojar luz sobre cómo los factores ambientales y biológicos durante las etapas tempranas del desarrollo influyen en la salud a largo plazo. Este proyecto está recogiendo muestras biológicas y datos longitudinales para trazar posibles trayectorias hacia enfermedades como el cáncer.
Estas líneas de investigación reflejan que los científicos están construyendo activamente un cuerpo de evidencia para abordar un desafío emergente desde el rigor y la colaboración multidisciplinaria.
Por otro lado, el médico canadiense William Makis utilizó el mismo artículo para publicar en X: “Son las inyecciones, estúpido”, afirmando que las vacunas serían la causa del aumento de cáncer en jóvenes. Esta afirmación ha sido ampliamente compartida, con más de 220.000 visualizaciones. Sin embargo, el reportaje no menciona en ningún momento las vacunas, ni las relaciona con el aumento de casos.
Tal como explicamos previamente en una verificación anterior publicada en diciembre de 2024, no existe evidencia científica que relacione las vacunas de ARNm contra la COVID-19 con un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Las principales autoridades sanitarias, incluidos el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. y la Sociedad Americana del Cáncer, han desmentido repetidamente estas teorías. Como señalan desde el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU., «los datos muestran que las personas con cáncer y otras con sistemas inmunitarios debilitados tienen un alto riesgo de sufrir complicaciones graves por la COVID-19. Se ha demostrado que las vacunas reducen el riesgo de hospitalización y muerte por COVID-19, incluso en personas con cáncer».
Las investigaciones citadas por quienes difunden estos mensajes suelen ser estudios malinterpretados, realizados en modelos animales o sin relevancia clínica para humanos.
El caso más citado es el de la N1-metilpseudouridina, un componente presente en las vacunas de Pfizer y Moderna, que ha sido erróneamente vinculado con el cáncer en publicaciones desinformativas. La evidencia, sin embargo, muestra que esta modificación mejora la estabilidad del ARN mensajero sin provocar efectos adversos relacionados con tumores.
En resumen, el reportaje de ABC News aborda un fenómeno complejo que está siendo investigado desde distintos enfoques científicos, incluyendo factores ambientales, biológicos y sociales. En ningún momento se mencionan ni se relacionan las vacunas con el aumento de casos de cáncer en jóvenes.
Referencias:

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