Qué debes saber sobre el estudio en ratas que no prueba que las vacunas contra la COVID-19 causen autismo

Un estudio en ratas malinterpretado ha sido usado para afirmar que las vacunas causan autismo, pero la evidencia en humanos no lo respalda.

LO QUE SE AFIRMA

Las vacunas contra la COVID-19 pueden causar autismo, como sugiere un estudio en ratas.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Engañoso. No hay evidencia de que las vacunas contra la COVID-19 causen autismo; estudios en humanos han demostrado su seguridad.

Las vacunas contra la COVID-19 pueden causar autismo, como sugiere un estudio en ratas

Recientemente, un tuit que ha alcanzado 1.800 visualizaciones (archivado aquí), sostiene que «eso de que las vacunas pueden producir autismo debe ser un bulo, aunque haya estudios que sugieran lo contrario». La publicación hace referencia a un estudio en ratas que ha sido utilizado por figuras conocidas por difundir desinformación sobre vacunas para insinuar que la vacuna de Pfizer contra la COVID-19 podría estar relacionada con el autismo. Sin embargo, la realidad es que este estudio no demuestra tal vínculo y tiene múltiples limitaciones.

¿Qué dice el estudio?

El artículo, publicado en Neurochemical Research, evaluó el impacto de la vacuna de Pfizer en ratas preñadas y sus crías. Los investigadores administraron una dosis equivalente a la de un adulto humano y analizaron el comportamiento de los ratones al crecer. Según los autores, los machos mostraron comportamientos «parecidos al autismo», además de alteraciones en ciertos marcadores cerebrales.

A pesar de ello, los propios investigadores advertían que “hay que ser cautos a la hora de extrapolar estos resultados a los humanos”, y que se necesitan más estudios, tal y como podemos leer en el apartado de las conclusiones. En respuesta a las preguntas de Health Feedback, aclararon que no había “ninguna intención, deseo o esfuerzo por nuestra parte para oponernos a las vacunaciones o hacer acusaciones similares”.

Además, el estudio presenta varias deficiencias metodológicas que afectan la validez de sus conclusiones. Uno de los principales problemas es la dosis utilizada, ya que las ratas recibieron una cantidad de vacuna mucho mayor de la que correspondería a un ser humano. De acuerdo con cálculos de expertos consultados por FactCheck, la dosis administrada en el experimento fue hasta 350 veces superior a la recomendada para mujeres embarazadas.

Otro punto crítico es la falta de replicación de los resultados. En ciencia, un hallazgo debe ser confirmado por estudios adicionales antes de considerarse válido, y hasta ahora este experimento no ha sido repetido ni validado por otros investigadores.

Además, interpretar ciertos comportamientos en ratas como si fueran indicativos de autismo en humanos resulta problemático. El autismo es un trastorno complejo influido por múltiples factores genéticos y ambientales, y no existe una forma directa de diagnosticarlo en animales.

Expertos en biología y estadística también han señalado errores en el análisis de los datos, ya que el estudio emplea metodologías estadísticas inadecuadas que podrían afectar la validez de sus conclusiones.

Por último, uno de los argumentos utilizados para insinuar una posible relación entre vacunas y autismo es la idea de que la inflamación podría afectar el neurodesarrollo. Sin embargo, el estudio no encontró signos claros de inflamación en los cerebros de las ratas, lo que debilita aún más sus afirmaciones.

La evidencia real sobre vacunas y autismo

Desde hace décadas, la comunidad científica ha investigado a fondo la posibilidad de que las vacunas puedan causar autismo, y la conclusión ha sido rotunda: no hay evidencia de que exista un vínculo.

Estudios en humanos han demostrado que las vacunas, incluidas las administradas durante el embarazo, no aumentan el riesgo de autismo. Investigaciones previas con vacunas como la de la gripe o la cacuna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina (Tdap) tampoco han encontrado relación alguna. Por ejemplo, una investigación realizada en 2018 analizó a niños nacidos en hospitales de Kaiser Permanente en el sur de California entre 2011 y 2014. Los resultados revelaron que la vacunación materna contra Tdap durante el embarazo no estaba asociada con un mayor riesgo de autismo en los bebés. Otro estudio de 2017 examinó a bebés nacidos en el sistema de salud de Kaiser Permanente en el norte de California entre 2000 y 2010 y no encontró evidencia de que la vacunación contra la gripe durante el embarazo estuviera relacionada con un mayor riesgo de autismo. Aunque se detectó una ligera señal de aumento en los casos cuando la inmunización ocurrió en el primer trimestre, los investigadores concluyeron que el hallazgo podría ser fruto del azar según sus análisis estadísticos.

Algo similar ocurre con las vacunas contra la COVID-19 que se administran durante el embarazo, y no han encontrado efectos adversos en los embarazos ni en los bebés de madres vacunadas. Por el contrario, algunos estudios sugieren que la inmunización materna puede ofrecer protección frente a complicaciones como el parto prematuro y la muerte fetal.

Un estudio reciente, publicado en JAMA Pediatrics en enero de 2024 y que analizó el desarrollo de niños nacidos de madres vacunadas contra la COVID-19, no halló diferencias en su desarrollo neurocognitivo a los 18 meses de edad.

Conclusión

El tuit viral es engañoso. El estudio en ratas no prueba que las vacunas causen autismo, y sus limitaciones impiden extrapolar los resultados a humanos. La comunidad científica ha estudiado en profundidad la relación entre vacunas y autismo y ha concluido que no hay vínculo alguno.

Si te gusta nuestro trabajo y quieres colaborar con nosotros, puedes hacer una donación para apoyar nuestra labor de verificación de hechos. Con tu aportación, nos ayudas a mantener nuestra independencia, nuestra calidad y nuestra credibilidad.

Total
0
Shares

Anterior artículo
La ivermectina y el fenbendazol no curan el cáncer

Falso: la ivermectina y el fenbendazol no curan el cáncer, como afirmó Mel Gibson

Siguiente artículo
El estudio no dice que las vacunas causen Long COVID, sino que investiga un síndrome poco común en algunas personas vacunadas

No, el estudio sobre el síndrome post-vacunación no dice que las vacunas causen Long COVID y presenta importantes limitaciones metodológicas

Artículos relacionados