Qué sabemos sobre Lab Leak, la web oficial de Donald Trump que promueve la hipótesis de la fuga de laboratorio del SARS-CoV-2 sin pruebas nuevas

Una nueva nueva web impulsada por Donald Trump promueve la teoría del escape de laboratorio del virus causante de la COVID-19 sin evidencias científicas nuevas que la respalden. Te contamos todo lo que sabemos hasta ahora.

LO MÁS DESTACADO
  • La web “Lab Leak”, impulsada por la administración de Trump, sustituye sitios oficiales de salud pública y promueve la teoría de que la COVID-19 se originó en un laboratorio de Wuhan.
  • La teoría se basa en un informe del Congreso sin revisión científica, que no aporta pruebas nuevas y omite información clave como el rol salvador de las vacunas.
  • La hipótesis zoonótica —que el virus pasó de animales a humanos— sigue siendo la más respaldada por la comunidad científica y organismos internacionales como la OMS en el momento de publicar este artículo.
Qué sabemos sobre Lab Leak, la web oficial de Donald Trump que promueve la hipótesis de la fuga de laboratorio del SARS-CoV-2

A mediados de abril de 2025, la administración del expresidente Donald Trump tomó una decisión polémica: sustituir los portales oficiales de información sobre el COVID-19 por un nuevo sitio web titulado “Fuga de laboratorio. Los verdaderos orígenes del COVID-19” (archivado aquí). La página promueve la hipótesis de que el coronavirus SARS-CoV-2 se originó en un laboratorio de Wuhan, China, presentándola como el escenario más probable. La afirmación ha sido ampliamente compartida en redes sociales y medios afines, alcanzando millones de visualizaciones. Sin embargo, su fundamento científico es cuestionable.

El nuevo sitio se basa en un informe publicado en diciembre de 2024 por una subcomisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, de mayoría republicana (que ya verificamos en una ocasión anterior). Aunque el documento se presenta como una investigación exhaustiva sobre los orígenes del virus y la gestión de la pandemia, no se trata de un trabajo científico ni fue sometido a revisión por pares, un paso esencial en la producción de conocimiento científico validado.

El informe insiste en que “es más probable” que el virus surgiera por un accidente en el Instituto de Virología de Wuhan, señalando la presencia en ese centro de investigaciones de “ganancia de función” y supuestas carencias en sus protocolos de bioseguridad. Sin embargo, no aporta nuevas evidencias ni refuta los estudios existentes que respaldan la hipótesis zoonótica, es decir, el salto del virus desde animales a humanos, como ocurrió con otras enfermedades emergentes.

Actualmente, esta hipótesis zoonótica sigue siendo la que cuenta con mayor respaldo por parte de la comunidad científica internacional. La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su Grupo Asesor Científico para los Orígenes de Nuevos Patógenos (SAGO), señaló en su último informe que los datos genéticos y epidemiológicos apuntan a un origen animal. Los virus más cercanos al SARS-CoV-2 se han identificado en murciélagos de herradura, con una similitud genética superior al 96 %, lo que refuerza la idea de un origen natural aún no completamente rastreado. También se han encontrado rastros del virus en superficies de mercados de animales vivos, como el de Huanan en Wuhan.

No se ha identificado todavía el huésped intermediario ni se ha reconstruido por completo la cadena de transmisión inicial, pero eso no implica la invalidez de la hipótesis zoonótica. Como en pandemias anteriores —incluyendo el MERS, el SARS y el VIH—, determinar el origen exacto puede llevar años o incluso no resolverse del todo.

La web impulsada por Trump no solo promueve una narrativa no respaldada por la mayoría de expertos en salud pública, sino que también omite información relevante, como el reconocimiento de que las vacunas contra la COVID-19 salvaron millones de vidas, según el propio informe en el que se basa. Además, cuestiona la eficacia de medidas como el uso de mascarillas, el distanciamiento social y los confinamientos, afirmando que muchas de estas políticas se adoptaron sin base científica.

Sin embargo, múltiples estudios revisados por pares han demostrado que esas medidas, si bien imperfectas y sujetas a revisión a lo largo de la pandemia, contribuyeron significativamente a reducir la transmisión del virus. Una revisión de más de 170 estudios concluyó que las mascarillas, especialmente las de tipo N95, ofrecen protección efectiva frente a virus respiratorios. El distanciamiento físico y la limitación de aglomeraciones también fueron recomendadas por los CDC y la OMS como herramientas para frenar los contagios y evitar el colapso de los sistemas de salud.

La difusión de una versión de los hechos que ignora la evidencia científica disponible y reescribe decisiones sanitarias tomadas en un contexto de emergencia mundial puede contribuir a la desinformación. A día de hoy, ninguna investigación concluyente ha demostrado que el SARS-CoV-2 haya salido de un laboratorio, mientras que la hipótesis zoonótica continúa siendo la más sólida en términos de respaldo científico.

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