No es cierto que las vacunas contengan células o tejidos de fetos abortados

La fabricación de virus requiere el uso de células humanas porque los virus no pueden proliferar fuera de una célula. Estas células a veces derivan de fetos abortados hace décadas. Sin embargo, se destruyen y eliminan durante el proceso de fabricación de la vacuna, por lo que las vacunas no contienen tejidos de fetos abortados.

LO QUE SE AFIRMA

Las vacunas contienen células y tejidos de fetos abortados.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Falso. Para producir algunas vacunas se utilizan células humanas de laboratorio, que pueden provenir de tejidos fetales obtenidos hace décadas. Estas células son fundamentales para que los virus se multipliquen. Sin embargo, estas células son destruidas y filtradas completamente durante el proceso de fabricación, asegurando que la vacuna final no las contenga.

Vacunas y fetos abortados
La afirmación de que algunas vacunas contienen células de fetos humanos abortados es un tema recurrente en la desinformación sobre las vacunas

En el ámbito de la salud pública, las vacunas han sido una herramienta fundamental para la prevención de enfermedades infecciosas. Sin embargo, existen mitos y malentendidos acerca de su fabricación, uno de los cuales es la afirmación de que las vacunas contienen células de fetos abortados. Esta afirmación se ha realizado y divulgado ampliamente a través de redes sociales, y la afirmación de que algunas vacunas contienen células o tejidos de fetos humanos abortados es un tema recurrente en la desinformación sobre las vacunas.

Sin embargo, se trata de una afirmación engañosa, puesto que, en ocasiones, durante el proceso de fabricación de vacunas se utilizan células de origen humano para fabricar en masa algunos ingredientes de la vacuna. Pero, posteriormente, estas células son eventualmente eliminadas, de forma que no permanecen en el producto final.

Historia y origen de la afirmación

La preocupación sobre el uso de células fetales en la producción de vacunas se originó en la década de 1960 cuando se desarrollaron las líneas celulares WI-38 y MRC-5.

Estas líneas celulares fueron derivadas de dos fetos abortados de forma terapéutica y no electiva. Estos abortos no fueron realizados con el propósito de fabricar vacunas, sino que las células se utilizaron posteriormente para este fin.

Las líneas celulares WI-38 (originada en 1962) y MRC-5 (originada en 1966) han sido fundamentales en el desarrollo de vacunas como la de la rubéola, varicela, hepatitis A, y rabia.

Sin embargo, es crucial entender que estas células se mantienen y replican en laboratorio, y las vacunas resultantes no contienen células fetales.

¿Cómo es el proceso de fabricación de vacunas?

Las líneas celulares como WI-38 y MRC-5 se utilizan porque proporcionan un entorno adecuado para el crecimiento y la replicación de virus.

En el proceso de fabricación de vacunas, los virus se cultivan en estas células para luego ser recogidos, purificados y finalmente inactivados o atenuados antes de ser incorporados en la vacuna.

Durante la producción de la vacuna, los virus son separados de las células en las que crecieron. Esto se logra mediante un proceso de purificación que incluye varias etapas de filtración y centrifugación para asegurar que las células utilizadas en el cultivo no formen parte del producto final.

Así, las vacunas no contienen células fetales ni sus fragmentos.

Eso sí, independientemente del tipo de vacuna que se utilice (inactivada, atenuada o adenoviral), el principal objetivo que se persigue con el proceso de fabricación es la producción de grandes cantidades del virus necesario para que cumpla con su finalidad.

En el caso de las vacunas contra la varicela, la hepatitis A y la rabia, los fabricantes utilizan la cepa de células MRC-5 para producir los virus. El virus de la rubéola, utilizado para la vacuna MMR (triple vírica), se produce en las cepas celulares WI-38 o MRC-5. Y, en el caso de las vacunas contra la COVID-19, el fabricante Johnson & Johnson utilizó la línea celular PER.C6 para producir su vacuna de vector adenoviral.

Estas líneas celulares son cepas de células de fibroblastos aisladas originalmente tel tejido pulmonar de fetos resultantes de interrupciones electivas de embarazos en la década de 1960, y que han sido cultivadas en el laboratorio desde entonces. Además, existe una línea de células llamada PER.C6, que proviene de la retina de un feto abortado de 18 semanas y fue aislado en 1985.

Como hemos visto, estas células son esenciales para los fabricantes de vacunas porque les permiten producir grandes cantidades del virus necesario para crear vacunas durante el proceso de fabricación. Este proceso inicial se llama procesamiento ascendente.

Una vez que se obtiene suficiente virus, las células se eliminan con químicos y el virus se purifica en un paso conocido como procesamiento posterior. Es un proceso complejo que juega un papel fundamental en la producción de vacunas.

En resumidas cuentas, las células de origen humano necesarias para el crecimiento de los virus son eliminadas hacia el final del proceso de fabricación de una vacuna. Por tanto, no es cierto que las vacunas contengan células o tejidos humanos.

Referencias:

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