Falso: Japón no dejó de vacunar a menores de 2 años en 1994 ni su mortalidad infantil disminuyó por eso

Un antiguo reclamo vuelve a circular en redes sociales, afirmando que Japón eliminó la vacunación infantil en menores de 24 meses en 1994 y que eso provocó una caída del 96% en la mortalidad infantil. Los datos científicos y las fuentes oficiales lo desmienten categóricamente.

LO QUE SE AFIRMA

Japón dejó de vacunar a menores de 2 años en 1994 y por eso su mortalidad infantil cayó un 96%.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Falso Japón nunca dejó de vacunar a menores de dos años y su baja mortalidad infantil se debe a múltiples factores, entre los que se encuentra una alta cobertura vacunal.

Japón no eliminó las vacunas infantiles en 1994
A diferencia de lo que afirman publicaciones en redes sociales, Japón no eliminó las vacunas infantiles en 1994.

Afirmaciones virales publicadas recientemente en X (archivado) y Facebook aseguran que Japón suspendió todas las vacunas infantiles para menores de 24 meses en 1994, y que como resultado la tasa de mortalidad infantil se redujo en un 96%. Publicaciones de este tipo, algunas con más de 14.000 visualizaciones, han vuelto a circular en mayo de 2025. Según podemos leer en la publicación, «en 1994, Japón suspendió todas las vacunaciones en niños menores de 24 meses y su tasa de mortalidad infantil se redujo en un asombroso 96%».

Este tipo de mensaje no es nuevo. Y es que, cada cierto tiempo, vuelve a circular la misma afirmación en redes sociales. Por ejemplo, la misma imagen fue publicada y difundida en octubre de 2023, como podemos ver aquí. Sin embargo, su reaparición evidencia la persistencia de la desinformación sobre políticas de vacunación y salud pública.

Concretamente, la publicación viral sostiene que Japón dejó de vacunar a los menores de dos años en 1994 y que, como consecuencia directa, la tasa de mortalidad infantil se redujo en un 96%. Pero ambas afirmaciones son falsas.

En 1994, Japón reformó su ley de inmunización para que las vacunas dejaran de ser obligatorias en sentido legal, pasando a considerarse un deber cívico recomendado (es decir, una “obligación moral” o esfuerzo social). Esta modificación eliminó la vacunación masiva en escuelas y dio paso a un sistema donde los padres deben vacunar individualmente a sus hijos en centros médicos.

No obstante, el calendario vacunal no solo se mantuvo, sino que se expandió. La Sociedad Japonesa de Pediatría sigue recomendando un esquema vacunal desde el nacimiento, similar al de España u otros países de la Unión Europea. Posteriormente, en abril de 2013, el programa japonés fue ampliado nuevamente con la finalidad de incorporar oficialmente al calendario vacunal tres nuevas vacunas: la vacuna contra Haemophilus influenzae tipo b (Hib), la vacuna antineumocócica conjugada (PCV7) y la del virus del papiloma humano (VPH), tal y como se detalló en un artículo académico publicado en 2014.

Capturas de publicaciones en Facebook que difunden afirmaciones falsas sobre la vacunación infantil en Japón
Capturas de publicaciones en Facebook que difunden afirmaciones falsas sobre la vacunación infantil en Japón y su relación con la mortalidad infantil. Fuente: Facebook y X (Capturas realizadas el 15 de mayo de 2025)

Además, el sistema de salud japonés establece un incentivo económico: si se respeta el calendario recomendado, los gobiernos locales cubren el coste de las vacunas. Si no, los padres deben pagar de su bolsillo, como detalla el sitio oficial de la ciudad de Hiroshima.

En 1989, se registraron casos de meningitis aséptica en niños que recibieron la vacuna triple vírica (MMR), lo que generó demandas judiciales. En 1993, Japón retiró esta vacuna combinada, pero no dejó de inmunizar contra esas enfermedades. Simplemente pasó a administrar vacunas separadas para sarampión, paperas y rubéola. Y en años posteriores se desarrollaron nuevas versiones con menor reactogenicidad.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, en 2021 el 95,4% de los niños japoneses recibieron la primera dosis de sarampión y rubéola. Mientras que, en 2022, el 99% de los niños japoneses recibieron al menos una dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTaP).

Por otro lado, la afirmación de que la mortalidad infantil en Japón cayó un 96% tras 1994 es falsa. De hecho, la mortalidad infantil, que indica el número de bebés que fallecen antes de su primer año de vida, se mantiene en niveles muy reducidos. Según el Grupo Interinstitucional de las Naciones Unidas para la Estimación de la Mortalidad Infantil (UN IGME), la tasa era de 4,25 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 1994 y pasó a 1,77 en 2021: una disminución del 58,35%, no del 96%.

El descenso ha sido gradual, no abrupto, y está vinculado a múltiples factores. Uno clave fue la campaña nacional de sueño seguro lanzada en 1996, que redujo drásticamente los casos de síndrome de muerte súbita del lactante. También influyeron mejoras en la atención prenatal, el acceso universal al sistema sanitario y una mejora de la nutrición, según un artículo de 1993 sobre la baja mortalidad infantil en Japón, publicado antes de la revisión de la ley, llevada a cabo en 1994.

El propio patrón de descenso en la mortalidad refuerza esta conclusión: entre 1995 y 1996, la caída de la tasa (de 4,3 a 3,8) coincidió con un aumento en la cobertura de vacunación contra el sarampión y DTP (difteria, tétanos y tos ferina), que pasó del 74% al 99%, según datos de la OCDE y el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (NIID) de Japón.

Conclusión

Japón no suspendió las vacunas para menores de dos años en 1994, sino que hizo voluntaria su aplicación legal sin dejar de promoverlas activamente. Su tasa de vacunación sigue siendo una de las más altas del mundo, y la reducción de la mortalidad infantil está relacionada con políticas de salud pública, educación materno-infantil y mejor acceso a servicios médicos.

Además, la experiencia japonesa muestra lo contrario a lo que se afirma: la cobertura vacunal es compatible con bajas tasas de mortalidad infantil y, de hecho, la protege.

Referencias:

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