No, un estudio alemán no encontró que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 aumenten el riesgo de cáncer en niños

Un tuit viral afirma falsamente que las vacunas mRNA aumentan el riesgo de cáncer en niños, pero los datos científicos lo desmienten.

LO QUE SE AFIRMA

Las vacunas ARNm contra la COVID-19 aumentan el riesgo de cáncer en niños.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Falso. El estudio no encontró que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 dañaran el sistema inmunológico de los niños. Tampoco se encontró un aumento del riesgo de cáncer en los niños vacunados, ya que ni siquiera se menciona.

Falsa afirmación de que las vacunas mRNA dañan el sistema inmunológico de los niños

En las últimas horas, se ha difundido en redes sociales una afirmación que asegura que las vacunas ARNm contra la COVID-19 aumentan el riesgo de cáncer en niños. Esta declaración fue inicialmente compartida por William Makis, un personaje conocido por difundir desinformación sobre las vacunas, y posteriormente replicada en un tuit por Beatriz Talegón, acumulando más de 4.000 visualizaciones en el momento de realizar esta verificación. La publicación original de Makis en X (antes Twitter) alcanzó las 185.000 visualizaciones y fue compartida en más de 2.000 ocasiones. Además, la afirmación también ha circulado en Instagram, a partir de un artículo en ‘The People’s Voice’, un sitio conocido por su historial de desinformación.

En su tuit, Makis afirmaba que un “nuevo estudio alemán” demostraba que los niños vacunados con Pfizer tenían un riesgo elevado de desarrollar cáncer, basándose en el aumento de un tipo de anticuerpo llamado IgG4. Sin embargo, esta afirmación distorsiona gravemente los resultados del estudio y no tiene respaldo científico.

La declaración de William Makis incluye las siguientes afirmaciones clave:

  1. El estudio alemán prueba que los niños vacunados tienen daños en su sistema inmunológico un año después de la vacunación.
  2. El aumento de los niveles de IgG4 indica un riesgo elevado de cáncer.
  3. Todos los niños vacunados con Pfizer se infectaron con la variante Ómicron y no obtuvieron ningún beneficio de la vacuna.

Para verificar estas afirmaciones, revisamos el estudio citado por Makis y analizamos las respuestas de expertos en inmunología y biología molecular.

1. El estudio alemán no habla de daños en el sistema inmunológico

El estudio en cuestión, titulado Delayed Induction of Noninflammatory SARS-CoV-2 Spike-Specific IgG4 Antibodies Detected 1 Year After BNT162b2 Vaccination in Children y publicado en The Pediatric Infectious Disease Journal, investiga la respuesta inmunitaria de 14 niños vacunados con la vacuna de Pfizer. El foco del estudio está en el comportamiento de los anticuerpos específicos de la proteína Spike del virus SARS-CoV-2, en particular, los de tipo IgG4. Como señala el artículo, el aumento de los niveles de IgG4 es una respuesta inmunitaria natural tras varias exposiciones a la vacuna o al virus, y no se menciona ningún daño al sistema inmunológico de los niños​.

Dan Wilson, doctor en biología molecular, respondió directamente al tuit de Makis, señalando que este no enlazó el paper y que sabía que su afirmación era “basura”. De hecho, el estudio no menciona en ningún momento el cáncer ni sugiere que las vacunas causen daños al sistema inmunológico​.

2. El aumento de IgG4 no está relacionado con un mayor riesgo de cáncer

Una parte central de la afirmación de Makis es que el aumento de los niveles de IgG4 en los niños vacunados es indicativo de un riesgo elevado de desarrollar cáncer. Sin embargo, esta interpretación es incorrecta. Expertos en inmunología, como el Dr. Christopher Palma de la Universidad de Rochester, han explicado a Reuters que el aumento de IgG4 tras varias dosis de la vacuna es un fenómeno esperado y normal. No existe ninguna evidencia que relacione el aumento de IgG4 con un riesgo mayor de cáncer.

De hecho, los autores del estudio concluyen que es necesario entender mejor los mecanismos que llevan al organismo a producir esta forma de anticuerpo, pero no sugieren que tenga efectos negativos en el sistema inmunológico de los niños ni mencionan enfermedades asociadas al IgG4.

El Dr. Brett Smith, especialista en reumatología, aclaró que el aumento de IgG4 ha sido observado previamente en adultos y ahora en niños, pero que los niveles de otros anticuerpos como el IgG1, que son cruciales para la protección contra el COVID-19, seguían siendo significativamente más altos, lo que indica que los niños continúan protegidos​.

Además, el Dr. Palma enfatizó que la enfermedad relacionada con IgG4 es una condición rara que afecta principalmente a hombres de mediana edad y no está vinculada a las vacunas. “En términos muy simples, los niveles elevados de IgG4 no equivalen a una enfermedad relacionada con IgG4 ni al riesgo de desarrollar una enfermedad relacionada con IgG4”, afirmó Palma​​.

Pero Palma fue, además, aún más claro: “En cuanto a la preocupación por la enfermedad relacionada con IgG4, es completamente infundada, no está respaldada por los datos de este estudio, no está respaldada por la fisiopatología conocida de la enfermedad relacionada con IgG-4 y no está respaldada por ninguna evidencia observacional durante los últimos 4 años de grandes poblaciones que hayan recibido múltiples dosis de la vacuna de ARNm”.

Además, es importante recordar que los “turbocánceres”, una teoría que circula en redes sociales alegando que las vacunas contra la COVID-19 provocan un rápido desarrollo de cánceres agresivos, no tienen respaldo científico. Este término no es reconocido en la medicina ni está documentado en la literatura científica. Expertos en oncología e inmunología han desmentido repetidamente estas afirmaciones, señalando que no existen pruebas que vinculen las vacunas de ARNm con un aumento en la incidencia o agresividad del cáncer. Los estudios disponibles no han encontrado ningún vínculo entre la vacunación y el desarrollo acelerado de cánceres.

3. La infección con Ómicron no implica que la vacuna haya fallado

Makis también afirma que todos los niños vacunados contrajeron la variante Ómicron, lo que, según él, demostraría el fracaso de la vacuna. Sin embargo, esto es una tergiversación de los resultados.

El estudio sí menciona que los niños vacunados experimentaron infecciones leves o asintomáticas con la variante Ómicron, lo que es consistente con lo observado en otras investigaciones: las vacunas pueden no prevenir completamente la infección, pero siguen siendo muy efectivas para reducir la gravedad de la enfermedad​.

Por tanto, calificamos la afirmación de William Makis de que las vacunas ARNm contra la COVID-19 aumentan el riesgo de cáncer en niños como completamente falsa. El estudio alemán citado no respalda esta conclusión y los expertos en inmunología han desmentido cualquier relación entre el aumento de IgG4 y un mayor riesgo de cáncer. Además, los niños vacunados en el estudio seguían mostrando altos niveles de anticuerpos protectores un año después de la vacunación, lo que indica que la vacuna seguía ofreciendo beneficios significativos.

Referencias:

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