No es cierto que la vacuna contra el VPH aumente las muertes por cáncer y no prevenga el cáncer de cuello de útero

Un artículo de Diario 16 Plus afirmó que la vacunación contra el VPH no debería recomendarse, alegando que no reduce las muertes por cáncer de cuello uterino y aumenta las muertes por cáncer en general. Sin embargo, numerosos estudios científicos han demostrado que estas afirmaciones son falsas y que la vacuna contra el VPH es segura y efectiva.

LO QUE SE AFIRMA

La vacuna contra el VPH incrementa las muertes por cáncer y no es efectiva para prevenir el cáncer de cuello de útero.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Falso. Las vacunas contra el VPH han demostrado reducir significativamente la incidencia de cáncer de cuello de útero y son seguras, según múltiples estudios científicos.

El 17 de junio de 2024, Diario 16 Plus publicó un artículo titulado “¿Vacuna del papiloma? No, a nadie, nunca”, escrito por Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández. Este artículo plantea varias afirmaciones controvertidas sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), incluyendo la supuesta ineficacia de la vacuna y la presunta relación con un aumento en la mortalidad general.

La vacuna contra el VPH es una herramienta crucial en la lucha contra el cáncer de cuello de útero, así como otros tipos de cánceres anogenitales y orofaríngeos causados por el virus del papiloma humano. Desde su introducción, ha sido objeto de extensos estudios que han demostrado su eficacia y seguridad. Sin embargo, como con cualquier intervención médica, ha generado debate y, en algunos casos, desinformación.

El artículo en cuestión afirma que la vacuna no solo es ineficaz sino también peligrosa. Estas afirmaciones contradicen la amplia literatura científica que respalda el uso de la vacuna. Para esclarecer estos puntos, es esencial examinar cada afirmación con detalle y contrastarla con datos científicos sólidos.

Por ejemplo, se afirma que las vacunas del papiloma no disminuyen las muertes por cáncer de cuello de útero e incrementan las muertes por cáncer en general y el total de muertes. Sin embargo, estudios a largo plazo han demostrado que la vacunación contra el VPH reduce significativamente la incidencia de infecciones por VPH de alto riesgo y, en consecuencia, las lesiones precancerosas que pueden evolucionar a cáncer de cuello de útero.

Un meta-análisis publicado en The Lancet mostró que la incidencia de cáncer de cuello de útero disminuyó en países con altos niveles de cobertura de vacunación. Por ejemplo, un estudio realizado en Suecia encontró una reducción del 88% en el riesgo de desarrollar cáncer de cuello de útero entre las mujeres vacunadas antes de los 17 años. Este estudio también encontró que la reducción del riesgo de cáncer de cuello uterino fue del 64% en mujeres vacunadas antes de los 20 años y del 53% en mujeres vacunadas entre los 17 y 30 años. Otro estudio publicado en 2021 respecto al riesgo diferencial de cáncer de cuello uterino en mujeres vacunadas contra el VPH y no vacunadas encontró grandes diferencias en el riesgo entre mujeres vacunadas y no vacunadas. De forma similar, un estudio realizado en Reino Unido encontró que la vacuna redujo las tasas de cáncer de cuello uterino en un 87%. Y otro estudio publicado en enero de 2021, en el que se evaluaba el impacto de la vacunación en la incidencia del cáncer de cuello uterino entre mujeres de 15 a 29 años en los Estados Unidos (1999-2017), concluyó que, desde la introducción de la vacuna, “las tasas de incidencia de carcinoma escamocelular y carcinoma acárico disminuyeron entre las mujeres de 15 a 20 años”.

También se afirma que la vacuna contra el VPH es ineficaz o perjudicial en mujeres previamente infectadas. La vacuna contra el VPH es más efectiva cuando se administra antes de la exposición al virus, es decir, antes de que la persona se vuelva sexualmente activa. Sin embargo, la vacuna no es perjudicial para mujeres que ya están infectadas. Distintos estudios han demostrado que, aunque la vacuna no cura infecciones existentes, sí previene nuevas infecciones por otros tipos de VPH y reduce la incidencia de lesiones precancerosas causadas por estos otros tipos de VPH.

En el artículo publicado por Diario 16 Plus también se indica que los virus del papiloma humano en su mayoría no provocan daño y solo unos pocos tipos tienen capacidad cancerígena. Es cierto que hay más de 150 tipos de VPH, y no todos son cancerígenos. Sin embargo, aproximadamente 14 tipos de VPH son considerados de alto riesgo debido a su capacidad para causar cáncer. La infección persistente con VPH de alto riesgo, particularmente los tipos 16 y 18, es responsable de alrededor del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que el VPH de alto riesgo es un factor necesario para el desarrollo de este tipo de cáncer. Como se indica, las condiciones socioeconómicas juegan un papel importante en la incidencia y mortalidad del cáncer de cuello de útero. La falta de acceso a servicios de salud, incluyendo programas de cribado y tratamiento, contribuye a una mayor prevalencia de la enfermedad en países de bajos y medianos ingresos. Sin embargo, la vacunación es una intervención crucial que puede reducir significativamente la carga de la enfermedad. Un informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en 2020 subrayó que los programas de vacunación contra el VPH, combinados con el cribado, pueden disminuir drásticamente la incidencia de cáncer de cuello de útero incluso en entornos con recursos limitados.

También se afirma que “ni siquiera la muy agresiva American Cancer Society recomienda la vacunación en mujeres adultas-ancianas”. Según la guía actualizada en el año 2020 de la American Cancer Society respecto a la vacunación contra el VPH, en el año 2019, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) “adoptó una recomendación para la toma de decisiones clínicas compartida para adultos de 27 a 45 años (tras la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. para esta población), ‘reconociendo que algunas personas que no están vacunadas adecuadamente podrían estar en riesgo de contraer una nueva infección por VPH y podrían beneficiarse de la vacunación en este grupo de edad'”. Es decir, el ACIP recomendó la vacunación contra el VPH para adultos de 27 a 45 años que no estén adecuadamente vacunados, aunque la ACS no lo respaldó.

La vacunación continúa siendo beneficiosa para prevenir nuevas infecciones

También se afirma que la vacuna del VPH no tiene uso curativo y no debe utilizarse en mujeres ya infectadas. Es correcto que la vacuna contra el VPH está diseñada para uso profiláctico, es decir, para prevenir infecciones antes de que ocurran. No está indicada para tratar infecciones existentes ni lesiones precancerosas o cáncer. Sin embargo, la vacunación sigue siendo beneficiosa para prevenir nuevas infecciones y la reaparición de lesiones en mujeres que ya han sido tratadas por lesiones causadas por VPH. Las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que la vacunación puede ser útil en personas hasta los 26 años y en algunos casos hasta los 45 años, para proteger contra nuevos tipos de VPH.

De hecho, se ha visto que la vacuna es efectiva en la protección de mujeres adultas. Esto se evidencia en la actualización de los resultados a los 7 años del estudio VIVIANE, que muestra datos de eficacia en distintas franjas de edad: 26-35, 36-45 y mayores de 45 años. La eficacia se mide por la capacidad de la vacuna para prevenir la infección y favorecer la regresión de cambios celulares asociados al VPH. Además, es crucial destacar que la vacuna ofrece protección no solo contra los serotipos 16 y 18 del VPH, sino que también proporciona inmunidad cruzada contra los serotipos 31 y 45. Y también se ha demostrado que la vacunación disminuye de manera significativa la evolución de la neoplasia intraepitelial de cérvix (CIN), lo cual es relevante en el diseño de nuevas estrategias de screening para la población vacunada. Y existen evidencias del beneficio de la vacunación en mujeres mayores de 26 años, lo que lleva a las distintas sociedades científicas a apuntar que la vacunación debería plantearse a todas las mujeres, independientemente de que la mujer se haya tratado por lesiones relacionadas con esta infección y del estatus VPH.

No en vano, la vacunación en mujeres que han sido previamente tratadas por una lesión premaligna del cuello uterino ha demostrado disminuir el riesgo de nuevas lesiones posteriores al tratamiento entre un 48 y un 63%. Y es capaz, incluso, de reducir en un 40,5% la incidencia en mujeres que han sido tratadas por lesiones vulvares. Por tanto, no es cierta una de las afirmaciones que se realizan en el artículo publicado por Diario 16 Plus: “La vacuna contra el virus del papiloma carece de efectividad (o es incluso perjudicial) en las mujeres infectadas previamente”.

Los datos de Australia y otros países con altas coberturas de vacunación muestran los beneficios de la vacunación contra el VPH

Según el artículo publicado en Diario 16 Plus, “Australia es un país que se dice está ‘erradicando’ el cáncer de cuello de útero por su precoz y persistente campaña de vacunación. Fue el primer país del mundo en introducir la vacuna del papiloma (2007 en chicas y 2013 en chicos): en chicas de 12-17 años desde 2007, y al tiempo en mujeres hasta 26 años entre 2007 y 2009; desde 2008 sólo en chicas de 12-13 años y desde 2013 en chicos de 12-13 años, con captación al comienzo hasta 15 años. (…) Se dice que han evitado el 90% de los casos de cáncer de cuello de útero, pero los datos lo desdicen, es lo contrario, tanto en la población femenina general, como ajustando la incidencia en tasa estandarizada por edades. Se demuestra que tal incidencia está estabilizada desde la introducción de vacuna papiloma. Antes, la incidencia caía progresivamente pero con el estancamiento asociado a la vacunación se convierte en increíble el afán de poner de ejemplo a Australia como país en el que se va a erradicar/eliminar el cáncer de cuello de útero en 2035 (como repite machaconamente la propaganda)”. Pero esta afirmación es engañosa.

Si acudimos a la página oficial de Cancer Australia creada por el gobierno australiano observamos que, efectivamente, las tasas de incidencia de cáncer de cuello uterino estandarizadas por edad en el país se han estabilizado a raíz de la introducción de la vacuna contra el VPH. Pero, básicamente, esos mismos datos muestran claramente que la incidencia es baja en el grupo de edad más vacunado,  siendo —además— el grupo de edad donde la incidencia por VPH tendería a ser mayor.  Un análisis de la Australian Institute of Health and Welfare publicado en 2019 encontró que se habían producido menos anomalías cervicales de alto grado en mujeres vacunadas contra el VPH que en mujeres no vacunadas. Los datos recogidos en ese informe mostraron que las mujeres que recibieron la vacuna presentaron una incidencia notablemente menor de lesiones precancerosas graves en comparación con las que no fueron vacunadas. En cifras concretas, por cada mil mujeres vacunadas, solo 9 desarrollaron anomalías de alto grado, frente a las 13 por cada mil no vacunadas. Esto representa un riesgo 41% menor en las mujeres vacunadas. Cuando se enfoca en lesiones específicas como la neoplasia intraepitelial cervical de grado 3 (NIC3) y el adenocarcinoma in situ (AIS), la diferencia es aún más marcada: 3 casos por cada mil vacunadas, en contraste con 6 por cada mil no vacunadas, lo que supone un riesgo 57% menor. Este análisis de 2018 encontró que la vacunación había tenido un gran impacto demostrable en las enfermedades relacionadas con el VPH en Australia. Otro estudio publicado el mismo año demostró que el programa universal de vacunación contra el VPH del país condujo a disminuciones masivas en las infecciones por los tipos de VPH cubiertos por la vacuna, al tiempo que protegió contra las infecciones por VPH en personas no vacunadas (inmunidad de grupo).

De hecho, en los últimos años, la tasa de incidencia estandarizada por edad disminuyó de 7,4 casos por 100.000 mujeres en 1982 a 3,7 casos por 100.000 mujeres en 2018, como podemos ver aquí. En varios países europeos (como Bélgica, Italia, Países Bajos, Noruega, Escocia y Suiza), se ha observado una reducción significativa en los casos del virus del papiloma humano (VPH) entre las mujeres que han sido vacunadas, como encontró esta actualización de 2016 o este estudio de 2018. Esto indica realmente que la vacuna está teniendo un impacto positivo en la lucha contra el VPH. Un estudio en Escocia analizó los historiales médicos de unas 430,000 mujeres nacidas entre 1988 y 1996, de las que 40,000 fueron vacunadas entre los 12 y 13 años, y 124,000 a los 14 años o más; el resto no estaban vacunadas. Los investigadores no encontraron casos de cáncer de cuello uterino en mujeres vacunadas antes de los 14 años, incluso si recibieron menos de las tres dosis recomendadas.

Incluso en Suecia, a pesar de que la tasa de vacunación contra el VPH es relativamente baja, se ha registrado una disminución en los casos de verrugas genitales entre las mujeres jóvenes que podrían recibir la vacuna. Esto sugiere que la vacuna está proporcionando cierta protección a nivel poblacional, según un estudio de 2018. Anteriormente, un artículo publicado en 2015 también había encontrado algo similar, concluyendo que “informes poscomercialización en países con programas de vacunación sistemática y altas coberturas sugieren una efectividad muy alta a nivel poblacional, con descensos en la prevalencia de los VPH relacionados con la vacuna, y en la incidencia de verrugas genitales y lesiones cervicales de alto grado”. En 2020, un estudio posterior que incluyó a 1,7 millones de mujeres, encontró que la eficacia de la vacuna fue particularmente pronunciada entre las niñas vacunadas antes de los 17 años, entre las cuales hubo una reducción de casi el 90% en la incidencia de cáncer de cuello uterino durante el período de estudio de 11 años (2006 a 2017) en comparación con la incidencia en mujeres que no habían sido vacunadas; además, entre las mujeres que se vacunaron entre los 17 y 30 años, la incidencia de enfermedades fue un 53% menor en comparación con las no vacunadas.

Un estudio similar realizado en Dinamarca, que incluyó a mujeres de entre 17 y 30 años durante el periodo 2006 a 2019, mostró que, entre las mujeres vacunadas antes de los 16 años, la incidencia de enfermedades fue un 86% menor en comparación con las no vacunadas; entre las mujeres vacunadas entre los 17 y 19 años, la incidencia de enfermedades fue un 68% menor en comparación con las no vacunadas; y entre las mujeres vacunadas entre los 20 y 30 años, la incidencia de enfermedades fue similar a la de las mujeres no vacunadas, lo que indica una falta de efecto inmediato en la incidencia de cáncer de cérvix. Y otro estudio de 2022, que analizó estadísticas de Estados Unidos que cubren el 98% de la población entre 2001 y 2008, cuyo objetivo fue evaluar la incidencia de cáncer escamoso de ano en los grupos objetivo del programa de vacunación, encontró que, entre los 8,062 pacientes del programa, se observó un cambio de tendencia en 2008, con una disminución significativa en la incidencia de cáncer entre 2008 y 2018 (una reducción anual del 2.7%). Sin embargo, mientras que en la población de 20 a 44 años se vio una tendencia descendente, en los grupos de 45 a 64 años y de 65 años o más se observó una tendencia ascendente.

La vacunación contra el VPH también es beneficiosa para varones

En niños y hombres, la vacunación contra el VPH también ha mostrado beneficios. Un estudio realizado en Estados Unidos analizó el impacto de la vacunación contra el VPH en niños; los resultados mostraron que vacunar a varones de entre 9 y 26 años reduce la incidencia de diversas enfermedades y disminuye las muertes asociadas al cáncer.

Por otro lado, desde 2011 se sabe que la vacuna tetravalente contra el VPH era capaz de prevenir la infección por los virus del papiloma humano (VPH) 6, 11, 16 y 18 y el desarrollo de lesiones genitales externas relacionadas en varones de 16 a 26 años de edad.

Y, recientemente, un nuevo estudio de Estados Unidos concluyó que los hombres vacunados contra el VPH tuvieron menos probabilidades de cánceres relacionados con el VPH, de forma que los resultados sugieren evidencia temprana de eficacia en la vacuna para prevenir el desarrollo de varios tipos de neoplasias malignas y displasia premaligna causadas por el VPH.

Datos sobre hospitalizaciones y mortalidad en España

En el artículo se afirma que el número de ingresos hospitalarios y la mortalidad por cáncer de cuello de útero han aumentado desde la implantación de la vacuna contra el VPH. Datos del Ministerio de Sanidad de España muestran una tendencia a la disminución o estabilización en la incidencia y mortalidad por cáncer de cuello de útero en los últimos años, coincidiendo con la introducción de programas de vacunación.

Un informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) de 2023 indica que las tasas de cáncer de cuello de útero han disminuido gradualmente, sugiriendo que los programas de vacunación y cribado están teniendo un impacto positivo.

Como señalaron también en otro informe de 2023, “la cronificación de la infección por HPV es un problema epidemiológico de considerable envergadura. Más del 90% de los cánceres de cuello de útero se asocian a la infección, además de otros cánceres como el 60% de los cánceres orofaríngeos, 91% cáncer de pene, 75% cáncer de vagina y el 69% de los cánceres de vulva.” Y recuerdan que “uno de los grandes avances científicos de nuestra era en la prevención primaria de este tumor es el desarrollo de vacunas frente al HPV”.

Las tasas de hospitalización pueden variar debido a mejoras en la detección y el tratamiento precoz, pero no hay evidencia de que la vacunación haya incrementado estas tasas de manera significativa.

Los países con mayor tasa de vacunación presentan una incidencia mucho menor de cáncer de cuello uterino

En 2020, la incidencia del cáncer de cuello uterino mostró variaciones significativas entre diferentes países, evidenciando una clara relación con las tasas de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH). Por países, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido presentan altas tasas de vacunación (80-85%) y bajas incidencias de cáncer de cuello uterino (5.6, 5.6 y 9.9, respectivamente). Esto sugiere una fuerte efectividad de la vacunación en la prevención de esta enfermedad. Por otro lado, Canadá y Estados Unidos tienen tasas de vacunación moderadas (70% y 60-65%, respectivamente) y también muestran bajas incidencias (5.5 y 6.2). Este resultado indica un impacto positivo de la vacunación, aunque no tan pronunciado como en los países con tasas más altas.

Sin embargo, Japón, con una tasa de vacunación extremadamente baja (alrededor del 1%), presenta la incidencia más alta de cáncer de cuello uterino (15.2). Esto demuestra claramente la relación entre baja vacunación y alta incidencia. En el país, se producen más de 10,000 casos de cáncer de cuello uterino y cerca de 3,000 mujeres mueren anualmente a causa de esta enfermedad. Y se sabe que la incidencia del cáncer de cuello uterino está aumentando en mujeres jóvenes en edad reproductiva. Por ese motivo, el país volvió a recomendar la vacunación después de años de suspensión.

Francia y Alemania tienen tasas de vacunación relativamente bajas (30-50%) y una incidencia intermedia de cáncer de cuello uterino (7 y 7.6, respectivamente). Mientras que Países Bajos, Corea y Singapur muestran tasas de vacunación moderadas (35-65%) y una incidencia de cáncer de cuello uterino (6.9, 8.1 y 6.9, respectivamente). Se observa una tendencia similar a la de Francia y Alemania, con incidencias moderadas correspondientes a sus tasas de vacunación.

La mayoría de los estudios y revisiones sistemáticas concluyen que la vacuna contra el VPH es segura

En el artículo de Diario 16 Plus se menciona un análisis publicado en una revista japonesa llamada “Med Check” , editada por el Institute Pharmacological Vigilance Center (que ya ha publicado con anterioridad artículos contra las vacunas, como este publicado en noviembre de 2022) y por Rokuro Hama (el cual ha sido criticado por algunos compañeros en Japón), que en realidad consiste en un informe de una organización independiente donde básicamente señalan que todo el beneficio se va cuando se tiene en cuenta el “healthy vacinee effect” o HVE (“efecto del vacunado sano”). En otras palabras, el informe sugiere que si se toma en cuenta que las personas que se vacunan tienden a ser más saludables de todos modos, entonces los beneficios reales de la vacuna podrían ser menores de lo que inicialmente se pensaba. Y lo relacionan como un sesgo clave en los estudios observacionales que no fue considerado en los estudios sobre la vacuna del VPH. Sin embargo, un análisis detallado de dicho informe nos lleva a descubrir que, en realidad, la interpretación de este sesgo en el artículo parece exagerada y sin una base sólida: la ausencia de estudios no necesariamente implica que los existentes sean inválidos. Además, el ajuste por HVE se discute principalmente en el contexto de estudios sobre la efectividad de vacunas contra la gripe y SARS-CoV-2. La extrapolación directa a la vacuna del VPH sin evidencia específica puede llevar a conclusiones erróneas.

En el artículo también se presenta un metanálisis —que se menciona en el artículo publicado en Diario 16 Plus—, que supuestamente muestra un aumento en la mortalidad total y por cáncer en mujeres de mediana edad vacunadas con VPH. Sin embargo, hay varios problemas metodológicos. Por ejemplo, la selección de datos parece sesgada, ya que se excluye un estudio chino basado en la interpretación del autor del artículo, no en datos sólidos y transparentes. En la discusión sobre el estudio VIVIANE, el artículo menciona 13 muertes en el grupo de la vacuna y 3 en el grupo control durante los primeros 48 meses. Sin embargo, en el informe final del estudio, estos números parecen haber sido mal interpretados o presentados fuera de contexto. El artículo indica un aumento significativo en la mortalidad por cáncer en mujeres de 24 a 45 años basándose en datos del metanálisis de Cochrane. Sin embargo, los mismos datos de Cochrane no indican una relación causal clara y atribuyen las muertes a otras causas no relacionadas con la vacuna.

El artículo de “Med Check” desestima los estudios observacionales que muestran una reducción en la incidencia de cáncer relacionado con el VPH después de la vacunación, argumentando que estos estudios no ajustan adecuadamente por el HVE, pero la revisión omite estudios importantes que muestran reducciones significativas en la incidencia de lesiones precancerosas, un precursor del cáncer cervical, en poblaciones vacunadas. Al centrarse solo en los estudios que refuerzan su hipótesis, el artículo presenta una visión sesgada de la literatura científica. También se argumenta que la vacuna del VPH aumenta la mortalidad por cáncer basándose en la incidencia de cánceres en los grupos de estudio. Hay que tener en cuenta que la aparición de cáncer en el grupo vacunado no prueba causalidad. Muchas de las muertes por cáncer mencionadas tienen causas subyacentes distintas y no relacionadas con la vacunación. Además, la falta de un control adecuado en algunos estudios citados hace difícil atribuir las muertes directamente a la vacuna del VPH.

Por último, la afirmación de un aumento en la mortalidad total también carece de base sólida. Los estudios utilizados tienen un número limitado de muertes, lo que hace difícil sacar conclusiones definitivas sobre el impacto de la vacuna en la mortalidad total. La selección de datos y la interpretación parecen estar dirigidas a respaldar una conclusión preconcebida más que a proporcionar un análisis objetivo. Finalmente, el artículo de “Med Check” concluye que no hay evidencia de una reducción en la incidencia de cáncer relacionado con el VPH. Sin embargo, como hemos visto, hay múltiples estudios que muestran una reducción significativa en la incidencia de lesiones precancerosas y cáncer cervical en poblaciones vacunadas. La reducción en la incidencia de cáncer invasivo puede tardar más en manifestarse debido al largo periodo de desarrollo de estos cánceres. Los estudios a largo plazo son esenciales para una evaluación completa.

En un documento más reciente publicado por Cochrane en 2023, señalaron claramente que las vacunas contra el VPH pueden reducir significativamente el riesgo de ciertas lesiones precancerosas en el cuello uterino en mujeres de 15 a 26 años. Y que, en cuanto a los efectos secundarios, es más común que las mujeres experimenten molestias locales como dolor, hinchazón y enrojecimiento en el lugar de la inyección con la vacuna que con un placebo; sin un aumento en los efectos secundarios graves o sistémicos. Y señalaron que los estudios muestran con alta confianza que la vacuna es efectiva en la prevención de lesiones precancerosas, especialmente en mujeres que no han estado expuestas a los tipos de VPH de alto riesgo.

En el artículo de Diario 16 Plus también se menciona que “entre las mujeres que recibieron la vacuna contra el VPH a la edad de 17 o más años, se multiplicó por 2,8 la incidencia de desarrollar cáncer anal”, mencionando nuevamente al artículo publicado en “Med Check”. Efectivamente, el estudio indica que, entre las mujeres que recibieron la vacuna contra el VPH a los 17 años o más, la incidencia de desarrollar cáncer anal aumentó 2.8 veces (IRR=2.80, IC del 95%: 1.11, 7.04) ajustado por 0.43 y 3.40 (IC del 95%: 1.24, 9.30) ajustado por 0.36. Pero los intervalos de confianza (IC) son bastante amplios, lo que indica una considerable incertidumbre en la estimación del riesgo. Un IC que va de 1.11 a 7.04 y de 1.24 a 9.30 sugiere una variabilidad significativa, lo que reduce la precisión de la afirmación.

En otro artículo, publicado en 2019 en la página web de la Plataforma NoGracias (“una asociación civil, sin ánimo de lucro, cuyo fin último es el de promover y fomentar un sistema de salud democrático y al servicio de la sociedad”), por parte de uno de los autores del artículo de Diario 16 Plus, se publicó una crítica a la revisión sistemática y un metanálisis del impacto a nivel poblacional de la vacunación de niñas y mujeres contra el virus del papiloma humano en las infecciones por VPH, publicada en The Lancet. Esta revisión, que incluyó datos de 60 millones de personas y hasta 8 años de seguimiento posterior a la vacunación, encontró evidencia convincente del impacto sustancial de los programas de vacunación contra el VPH en las infecciones por VPH y CIN2+ entre niñas y mujeres, y en los diagnósticos de verrugas anogenitales entre niñas, mujeres, niños y hombres; además de destacar que una alta cobertura de vacunación tuvieron un mayor impacto directo y efectos de rebaño. En la crítica, su autor argumenta que el impacto de la vacuna sobre la presencia de verrugas ano-genitales y de lesiones CIN-2 del cuello del útero es “irrelevante” cuando “se mide apropiadamente”, ya que en este trabajo los datos se proporcionaban en forma de riesgo relativo (y los datos de riesgo absoluto apenas mostrarían beneficios). Pero se trata de una conclusión sesgada. El riesgo absoluto y el riesgo relativo son medidas complementarias. El riesgo absoluto proporciona una perspectiva individual, mientras que el riesgo relativo ofrece una visión comparativa entre grupos. Ambos son necesarios para una evaluación completa del impacto de una intervención. Realmente, aunque el riesgo absoluto puede parecer bajo, la reducción del riesgo relativo puede tener un impacto significativo en la salud pública. Por ejemplo, una reducción del 67% en el riesgo relativo de verrugas genitales en mujeres jóvenes puede prevenir miles de casos en una población grande, lo que es crucial para la planificación de políticas de salud. La combinación de riesgo absoluto y riesgo relativo proporciona una imagen más completa del impacto de la vacuna del VPH.

En realidad, la reducción significativa en el riesgo relativo y los efectos de protección de rebaño demuestran que la vacuna es una herramienta efectiva para prevenir enfermedades relacionadas con el VPH y mejorar la salud pública.

¿Qué sabemos realmente sobre los efectos secundarios de las vacunas contra el VPH?

Volviendo al artículo de Diario 16 Plus, también se afirma que la vacuna contra el VPH se asocia con efectos adversos graves, como enfermedades autoinmunes y trastornos del movimiento (“son frecuentes los efectos adversos graves de la vacuna contra el VPH, como enfermedades autoinmunes, problemas cognitivos y trastornos del movimiento”). Una afirmación que no es cierta, como demuestran la mayoría de estudios y revisiones sistemáticas publicadas. Los efectos adversos graves son raros, y la relación beneficio-riesgo es positiva. De hecho, múltiples estudios han demostrado que las vacunas contra el VPH exhiben una excelente seguridad y tolerancia en diferentes grupos de edad, como podemos ver en este estudio de 2011, en este estudio de 2013, en esta revisión de 2016 o en esta revisión actualizada sobre seguridad de las vacunas contra el VPH de 2018.

En este sentido, una revisión publicada en 2015 analizó los datos de seguridad publicados sobre las vacunas bivalentes y tetravalentes contra el VPH, tanto en la fase previa como posterior a la aprobación, encontrando que los eventos adversos graves son extremadamente raros y no hay un aumento significativo en el riesgo de enfermedades autoinmunes o trastornos del movimiento en personas vacunadas. Sus autores concluyeron que ambas vacunas son generalmente seguras y bien toleradas.

Pero hay más. Por ejemplo, una revisión de 109 estudios (que ya mencionamos anteriormente), entre los que se incluyó 15 estudios poblacionales en más de 2,5 millones de personas vacunadas en seis países, no mostró problemas de seguridad. Otro estudio con cerca de 200.000 mujeres no mostró un mayor riesgo de insuficiencia ovárica primaria en el grupo de la vacuna contra el VPH. Un estudio de cohorte de cerca de 4 millones de mujeres en Dinamarca y Suecia no mostró riesgo de esclerosis múltiple u otras enfermedades desmielinizantes a causa de la vacuna contra el VPH. Un estudio de casos y controles de mujeres realizado en toda Francia mostró que no existía un riesgo mayor de enfermedades autoinmunes en quienes recibieron la vacuna contra el VPH. En este sentido, un metanálisis de 2018 no reveló correlación entre los trastornos autoinmunes y las vacunas contra el VPH (bivalente y tetravalente). Otro estudio, que incluyó más de 838.000 dosis de la vacuna contra el VPH en Vaccine Safety Datalink, no mostró señales de seguridad. Este estudio revisó 7.244 informes sobre la vacuna contra el VPH notificados a la base de datos VAERS, no encontrando problemas de seguridad; durante ese período, se administraron 28 millones de dosis de la vacuna contra el VPH. Y, en el caso de la vacuna Gardasil, investigaciones adicionales llevadas a cabo en 2012 y 2014 demostraron que tanto las niñas como las mujeres que recibieron la inyección no tenían un mayor riesgo de desarrollar trastornos autoinmunes, en comparación con aquellas que no estaban vacunadas.

El análisis de las afirmaciones hechas en el artículo “¿Vacuna del papiloma? No, a nadie, nunca” revela que muchas de ellas no están respaldadas por la evidencia científica actual, y que parte de las afirmaciones realizadas en el mismo provienen de un artículo publicado en una revista japonesa, donde ya se han publicado artículos críticos con las vacunas. Es más, se sabe que la vacunación de la mujer adulta podría tener, incluso, un papel clave en la eliminación del cáncer de cuello uterino, como se comentó en un trabajo publicado en Suecia, cuyos autores sugerían que la transmisión del VPH recaería principalmente en las mujeres hasta los 30 años. Por este motivo, extender la vacunación hasta esta edad ayudaría a bloquear la extensión de infecciones y, por ello, aceleraría su eliminación.

La vacuna contra el VPH ha demostrado ser efectiva en la prevención de infecciones por los tipos de VPH que causan la mayoría de los casos de cáncer de cuello de útero y es segura para su uso en la población general. Como hemos visto, estudios a gran escala publicados han demostrado que, en el mundo real, recibir la vacuna contra el VPH se asocia con un menor riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino. Mientras que las afirmaciones controvertidas no están sustentadas por datos científicos robustos. Por tanto, la vacunación sigue siendo una herramienta vital en la lucha contra el cáncer de cuello de útero, complementando las medidas de cribado y tratamiento disponibles.

Anteriormente ya hemos verificado afirmaciones similares sobre la vacuna contra el VPH.

Referencias:

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