Es falso que la viruela del mono solo empezara a transmitirse entre humanos en 2022 tras una supuesta “ganancia de función”

La afirmación de que la viruela del mono no podía transmitirse entre personas antes de 2022 es falsa y contradice décadas de evidencia científica.

LO QUE SE AFIRMA

La viruela del mono no se transmitía entre humanos antes de 2022, hasta que una ganancia de función lo cambió.

LO QUE SABEMOS HASTA AHORA

Falso. El virus de la viruela del mono ha sido capaz de transmitirse entre personas desde mucho antes de 2022, como lo demuestra la literatura científica disponible.

La transmisión de la viruela del mono entre humanos

En una reciente entrevista con David Drew Pinsky (popularmente conocido como Dr. Drew), el cardiólogo Peter A. McCullough, conocido por difundir desinformación sobre las vacunas contra la COVID-19 durante la pandemia, afirmó que la viruela del mono (Mpox) no podía transmitirse entre personas antes de una supuesta mutación de “ganancia de función” en 2022.

Esta declaración, difundida a través de las redes sociales por la McCullough Foundation en un tuit, ha alcanzado más de 27 mil visualizaciones.

Para verificar esta afirmación, hemos revisado la literatura científica disponible, incluyendo revisiones sistemáticas y meta-análisis publicados antes de 2022, que ofrecen una visión clara sobre la epidemiología de la viruela del mono y los mecanismos de transmisión conocidos antes de la fecha mencionada.

¿Qué dice Peter A. McCullough en la entrevista?

Durante la conversación, McCullough afirma que la transmisión de la viruela del mono (Mpox) de humano a humano no existía antes de 2022, cuando, según él, mutaciones de “ganancia de función” permitieron esta nueva capacidad. McCullough menciona que en 2003 ya había proyectos, bajo la dirección de Anthony Fauci, que intentaban que la viruela del mono se transmitiera entre personas.

En 2022, según McCullough, con el análisis del código genético, se concluyó que estas mutaciones habilitaron la transmisión humana, aunque los autores no precisaron si fueron causadas por el hombre o fueron mutaciones naturales.

Según McCullough, antes de 2022, el virus solo se transmitía de animales a humanos y requería contacto íntimo, a través de fluidos de las ampollas, y no se propagaba de manera asintomática ni por el aire. Además, comenta que, tras la transmisión de persona a persona, el brote afectó principalmente a la comunidad gay y bisexual, especialmente a hombres, muchos de ellos con VIH.

La historia y epidemiología de la viruela del mono

La viruela del mono, causada por el virus del mismo nombre (Mpox), es una zoonosis viral que fue identificada por primera vez en humanos en la década de 1970 en la República Democrática del Congo (RDC). Desde su descubrimiento, la viruela del mono ha sido endémica en algunas regiones de África Central y Occidental, donde el contacto con animales salvajes, especialmente roedores y primates, ha sido identificado como la principal fuente de infección.

Sin embargo, desde sus primeros brotes, los estudios han documentado la capacidad del virus de la viruela del mono para transmitirse entre humanos, aunque esta transmisión ha sido históricamente menos eficiente en comparación con otros virus como el de la viruela humana (Variola).

La transmisión entre personas se produce principalmente a través del contacto directo con fluidos corporales, lesiones cutáneas de personas infectadas o materiales contaminados, como ropa o ropa de cama, así como a través de gotas respiratorias en entornos cercanos.

Revisión de la evidencia antes de 2022

Contrario a la afirmación de McCullough, existe una considerable evidencia científica que documenta la transmisión de persona a persona del virus de la viruela del mono mucho antes de 2022. Una revisión sistemática realizada en 2019 analizó varios brotes de viruela del mono en África y encontró que, aunque el contacto con animales era una vía de infección importante, la transmisión entre humanos también era significativa, representando un porcentaje considerable de los casos.

La revisión concluyó que, en contextos donde se produce la transmisión interhumana, esta se da con mayor frecuencia en entornos domésticos, particularmente en aquellos donde hay un contacto cercano prolongado con personas infectadas, como los familiares o los trabajadores de la salud que cuidan de los pacientes. A pesar de que la transmisión entre humanos no era el principal motor de los brotes en ese momento, estaba claramente documentada y era un factor de riesgo conocido para la propagación de la enfermedad dentro de las comunidades. Como recordó también otra revisión publicada en 2022, donde se mencionaron brotes en Estados Unidos en 2003, cuando, aunque la transmisión entre humanos fue limitada, también se reportaron algunos casos; o los brotes en el Reino Unido en 2018, con transmisión en entornos familiares y hospitalarios.

En otro meta-análisis, se encontró que la transmisión nosocomial (en entornos hospitalarios) de la viruela del mono había ocurrido en múltiples ocasiones, subrayando la capacidad del virus para propagarse entre personas en ciertas condiciones. Estos eventos, aunque no eran comunes, ilustran que el virus tenía una capacidad de transmisión interhumana reconocida y preocupante en situaciones específicas. De hecho, este meta-análisis revisó un total de 62 estudios, de los que 41 estudios fueron publicados antes de 2022. En esa revisión, con más de 4,000 casos de viruela del mono, se identificó que 63.6% de los casos fueron por transmisión entre humanos.

Es más, desde 2017, ha habido preocupación por la reaparición del virus en Nigeria tras 39 años sin casos documentados. Esta situación, junto con la exportación de la viruela del mono por viajeros desde Nigeria a otras partes del mundo en 2018 y 2019, ha generado inquietud sobre la posibilidad de que el virus esté ocupando el nicho ecológico e inmunológico dejado por la viruela. De hecho, la transmisión entre humanos se ha documentado en brotes en África, particularmente en Nigeria en 2017-2018, donde se reportaron múltiples casos de transmisión no zoonótica.

En el meta-análisis de 62 estudios mencionado anteriormente, también se comentan casos anteriores en la República Democrática del Congo, donde la transmisión entre humanos representaba una proporción significativa de los casos de viruela del mono desde la década de 1970.

En otro estudio publicado en 2023 se constató que, al menos desde 2016, el virus de la viruela del mono ha estado experimentando mutaciones características causadas por la acción de las enzimas APOBEC3, lo que sugiere que la transmisión entre humanos ha sido sostenida mucho antes de lo que inicialmente se pensaba. Estos hallazgos contradicen las afirmaciones de que no fue hasta 2022 cuando el mpox adquirió la capacidad de transmitirse de manera eficiente entre humanos debido a una supuesta ganancia de función. Los investigadores observaron una alta tasa de mutaciones de tipo APOBEC3 en las muestras del MPXV desde 2017, evidenciando que el virus ha estado circulando en la población humana desde al menos 2016, sin necesidad de un cambio en su biología o una ganancia de función. Por lo tanto, estos resultados refutan la idea de que la transmisión humana generalizada comenzó solo en 2022.

Como ya se mencionó en un artículo publicado en Science en septiembre de 2022, comparar los genomas del virus en diferentes momentos mostró que, en su momento, el virus acumulaba alrededor de seis cambios relacionados con APOBEC3 por año. Un análisis del brote de 2022 indicaba que los virus en circulación en Nigeria a finales de 2017 ya tenían nueve de estas mutaciones, lo que sugería que el virus había comenzado a infectar a los humanos a principios de 2016, aproximadamente un año y medio antes de que se identificara el brote en Nigeria. Este análisis también sugería que el virus había estado circulando continuamente entre los humanos desde entonces.

CONTEXTO ADICIONAL

Las enzimas APOBEC3 son una familia de deaminasas de citosina que juegan un papel crucial en la defensa antiviral del cuerpo humano. Estas enzimas actúan sobre el ADN monocatenario de los virus, convirtiendo la citosina en uracilo, lo que genera mutaciones en el virus al replicarse, especialmente los cambios de G→A y C→T, lo que reduce la capacidad de propagación y adaptación del virus.

 

Stavrou S, Ross SR. APOBEC3 Proteins in Viral Immunity. J Immunol. 2015;195(10):4565-4570. doi:10.4049/jimmunol.1501504

Respecto a la supuesta ganancia de función, si bien es cierto que un informe de legisladores republicanos criticó a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) por su falta de supervisión en investigaciones con patógenos peligrosos, como un estudio propuesto sobre el virus de la viruela del simio, acusando al NIH de evadir la regulación de experimentos de “ganancia de función” (GOF), el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) negó las acusaciones, destacando además que el experimento no se llevó a cabo. De hecho, aunque en el informe de los legisladores republicanos se mencionaba que el equipo de investigación utilizó la cepa de viruela del mono conocida como USA 2003, que se propagó de un perro de la pradera a un humano, recuerdan que no se documentó transmisión de humano a humano. Posteriormente, en 2015, el equipo de Bernard Moss propuso un estudio para transferir genes entre clados del virus mpox, incluyendo la cepa USA 2003. Aunque este estudio recibió la aprobación del Comité Institucional de Bioseguridad (IBC) del NIH, no hay evidencia clara de que se haya llevado a cabo. En este sentido, HHS y NIH han afirmado repetidamente que la transferencia de genes no se realizó.

Mencionar por último que el brote registrado en 2003 en Estados Unidos no estuvo relacionado con la cepa USA 2003. El brote fue causado por el virus mpox introducido a través de mamíferos importados de Ghana que llegaron a Texas en abril de 2003, y no se vinculó específicamente con ninguna cepa denominada USA 2003 (las secuencias genéticas de la cepa responsable del brote estaban más estrechamente vinculadas al clado de África occidental). En aquel momento, se constató que el envío contenía alrededor de 800 pequeños mamíferos de nueve especies diferentes, incluidos varios tipos de roedores como ardillas de cuerda, ardillas de árbol, ratas gigantes africanas de bolsa, puercoespines de cola de cepillo, lirones y ratones rayados. Las pruebas de laboratorio de los CDC confirmaron que el virus mpox estaba presente en dos ratas gigantes africanas de bolsa, nueve lirones y tres ardillas de cuerda. Después de la importación, algunos de estos animales infectados fueron alojados cerca de perros de las praderas en instalaciones de un vendedor en Illinois. Los perros de las praderas, que se vendieron como mascotas, se infectaron y luego transmitieron el virus a las personas.

El brote de 2022 y la desinformación

El brote de 2022 de viruela del mono, que afectó principalmente a países fuera de África, incluidos Estados Unidos y varios países europeos, ha sido un punto de inflexión en la percepción global del virus. Durante este brote, se observó un cambio en el patrón epidemiológico, con un aumento significativo en los casos vinculados a contactos sexuales, particularmente entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH). Este cambio en el patrón de transmisión ha llevado a un enfoque renovado en las estrategias de salud pública para contener la propagación de la enfermedad.

Sin embargo, es importante aclarar que este cambio no implica que el virus no se transmitiera entre personas antes de 2022. Lo que ocurrió en 2022 fue un brote en nuevas poblaciones con diferentes comportamientos de riesgo, lo que resultó en una mayor propagación del virus en contextos fuera de los habituales en África. Pero este hecho no altera la realidad documentada durante décadas de que la viruela del mono ya era capaz de transmitirse entre humanos.

Por tanto, la afirmación de Peter A. McCullough de que la viruela del mono no podía transmitirse entre personas antes de 2022 es falsa y no está respaldada por la evidencia científica. Como se ha mencionado, múltiples estudios realizados antes de 2022 han documentado la transmisión interhumana del virus de la viruela del mono. La revisión de la literatura muestra claramente que, aunque la transmisión de persona a persona no era la principal vía de propagación en los brotes anteriores, sí ocurría y era un componente importante de la epidemiología de la enfermedad.

La idea de una mutación de “ganancia de función” que haya cambiado la naturaleza del virus en 2022 es, por tanto, infundada. El brote de 2022 representó una expansión geográfica y demográfica del virus, no una transformación fundamental en su capacidad de transmisión.

Recordar que, en las últimas semanas, hemos verificado también las siguientes afirmaciones sobre la viruela del mono (mpox):

Referencias:

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